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(Me sugieren, y encima, me animan amigos que no sabía que existían, que no altere mi organismo después de batallar contra un infarto. Que me relaje, deje de momento la política y escriba sobre mi “característico humor”. Que no me desgaste y no vuelva a acometer la misma imprudencia de hace dos años cuando con otro infarto de tabaquismo en Torrecárdenas, le pregunte al cirujano donde estaba la Sala de Fumadores.
Siempre, por consejos de mi regadera, me induce a que debido a mi edad y buscando con frenesí ligues en las Redes Sociales, nunca confiese la edad que tengo ya que la decadencia de un jubilado, pocas garantías ofrece y que el tiempo no se para…, ni siquiera tropieza. Que con 20 años menos; mi aspecto saludable y no teniendo ni una arruga, podías seducir hasta a amigas a las que considero tan lejanas en la distancia pero virtualmente cercanas. Que el confesar mi edad, puede hacer destrozos en mis apetencias en el ligotéo y quede desfasado. Que con veinte años menos, podía dejar dudosa en su aceptación e equiparable a cualquier fémina deseable. He pensado detenidamente en ello y a mis 65 años...
-¿70? – se ensaña mi regadera.
…He pensado detenidamente en ello y a mis 70 años, - eso sí…recién cumplidos según la ITV – en modificar mi DNI y acudir a Tribunales para que conservando mi figura, me quiten veinte años de encima y figure como más joven a efectos administrativos ya que no me he considerado cómodo con mi fecha de nacimiento y parte de lo que he andado importándome tres leches que mi pensión la administren o se la lleve Griñan o Chavez que de eso, también saben un montón.¡¡ ¡Quiero tener veinte años menos simplemente para poder ligar!!! Lo demás, son apartados no dignos de consideración y que no atenta a mis propósitos deseables y futuribles proyectos´…, si dejo de fumar.
Recorriendo Europa con un frigo, casualmente me encontraba en Arnhem, Holanda, al lado de una Clínica que tienen la facultad legal de transformar una picha en un útero en personas transgénicas. Son personas no acorde con su género donde un hombre puede salir convertido en una mujer dispuesta a pasear y compartir un beso con Eduardo Inda sin muchos escrúpulos. Así mismo, mujeres convertidas en hombres dispuestos a compartir escaño en el Parlamento Español y hacer compañía al topo Javier Arenas. Deje aparcado mi camión ya que hasta el día siguiente no tenía que cargar quesos en Gouda para Lisboa y me acerque decidido a la citada Clínica. En mi inglés de zapatillas, le explique al portero que venía para que me quitaran veinte años de encima y un buen repaso a mis atributos varoniles. Me pasó a Recepción y me dijeron que el asunto lo tenía que resolver unos jueces en Rotterdam en un plazo de un mes. Pensé seguidamente que si tengo que esperar un mes y mi aplicación posterior en la “puesta a punto” más edad me echaba en la mochila… y deseche la oferta.
No es un ensoñamiento inoportuno ya que cuando te levantas de la cama, tu edad ya te lo está recordando de no alterar tus músculos adormecidos y muy cuidadoso que no te duelan pero con veinte años menos, suavizas la dolencia y tienes el privilegio que los gurús bancarios se fían de ti y te concedan una hipoteca y hasta un tétrico préstamo que hasta te recuerdan con vehemencia la edad que tenías antes y la valentía de tu proyecto. Un puesto de trabajo apropiado cuando esgrimes experiencias. Cambias de coche y el concesionario muestra su rendida satisfacción de que hayas confiado en ellos. Tu porte majestuoso con esa experiencia acumulada en que ningún empresario se atrevería a meterte en un invernadero para calcinarte. Esa nueva representación de perfil de viejo/ rejuvenecido y tu lema de “mujeres, venid a mí, que soy hombre fácil” Pero hay algo que no había pensado y que me tiene en un sin vivir: ¿Si represento una figura que no es la mía y acostumbrado, con la edad que tenía antes, a sujetar mi miembro para mear e impedir que no salpique ni riegue macetas…? ¿Muy cierto que mi semblante adquiere una tonalidad mas jovial y muy digna en su contemplación - el rostro que no la picha - con esa piel semi-tersa que aflora en tus mejillas y te imagines que las féminas arrojen flores a tu paso por tu insinuante prestancia? ¿Qué llegues al momento culminante y tengas que confesarle tu edad como salvoconducto de tu escasa fogosidad y sobre todo el adormecimiento de tu parte pudiente rayana en la impotencia y desorden poco entusiasta?
No se: No se si quitarme años o aumentarlos. Aumentándolo, tengo disculpas por las veces que he abusado de ello y recortándola, si no doy la talla, mi mausoleo estaría deseoso en recibirme. Me siento confortablemente ajustado. Yo estoy encantado con mis 65 años….
-(¿)
…con mis 70 años y creo que todavía doy la talla M cuando la XL era mi preferida… (No pienso cambiar mi perfil ya que la XXXL ha quedado en el olvido y que con veinte años menos, ya me cobrarían tasas por ello o que la Iglesia Católica estuviera libre de impuestos. Sigo a cuesta con mi edad y que la Virgen de la Pata Coja, -- nunca mejor dicho - me acoja, pero no ligo, jolín…!!! ¿No hay nadie “esturreada” por ahí que me tenga algo de aprecio…? (Léase lamentos”lamentables”) Que conste que amigos maños donde han hecho un santuario de la permanente “permanencia” y que inmersos en la misma situación y plena soledad, intentan recabar lo mismo que yo con años que no perdonan pero intentando rescatarlos. El escrito, se lo debo a ellos y muy complaciente en servirlos. Se los debía: Ahora, seguro, me dejaran jugar al dominó ya que me dijeron que escribiera algo sobre ellos. “Cuando alguien de vosotros ligue, mañicos, exponiendo algo de la líbico como triunfo logrado, lo prometo” Dos de ellos lo han conseguido: Mi enhorabuena. Lo prometido es deuda.
Juan Marcelo
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