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Ejemplo de Cipote
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Ya no es que los ladrones huyan sino que encima, nos dejan sospechosos habituales y genéricos que ha dejado la estela de Cifuentes y Esperanza Aguirre y la impúdica “Púnica” como gestación habitual.
Estos lodos, queridos cipotes, indica que ya vienen a por nosotros de nuevo ya que reciben el apelativo de presuntas cuando las cuentas están claras. Mientras, nos están recortando medicamentos y prestaciones. Gravar la gasolina. Engordar el recibo de la luz.
Nos subirán el IVA aquellos que antes lo negaron: Aquí hay mucho Judas que se echa para atrás ya que el pasaje de las treinta monedas – reconvertido en euros – sigue vigente y cala más que la fidelidad al mismo tiempo que persiste el goteo de sinvergüenzas pillados con la masa en la marmita que ellos niegan.
Damos tanta fe de ello en los medios de comunicación que deberían tener sección fija, como las farmacias obligadas a acudir a subastas de medicamentos; la barba de Casado camuflada haciéndonos ver que ellos son otros cuando reciben consignas y tramas de sus antecesores. Borradores incriminatorios que han sido eliminados a hachazos. “Escándalos del día” podría catalogarse esos apartados. Amigos míos: os recuerdo que estamos en España y la calidad de vida no las están quitando a mordiscos. La buena noticia es que cada vez, les queda menos por rebañar ya que nos han dejado poco pero no es óbice para que abandonen sus sonrisas.
Esas sonrisas que exhiben los hijos precursores del franquismo después de robarnos delante de un juez que los disculpa.
Nos merecemos un monumento ya que nosotros, los cipotes, pagamos sus desmanes. La corrupción se forra y sacan buena tajada que nosotros avalamos con la sumisión de los resignados que no se atreven a pedir las horas extras para no terminar apaleados: Esos ingresos en sus huidas de los títeres del malabarismo engordando su patrimonio que cuentan y ajustan como menú diario…, así que deberíamos exigirle a estos últimos que se nos talle en un gran conjunto artístico.
No íbamos a ganar mucho con ello, pero al menos, habría constancia física y palpable de lo cipotes que somos. Es más: Pondríamos sobre un pedestal y en tres dimensiones, nuestra contribución a la coherencia y hasta la comprensión: somos cipotes y como tales nos comportamos observando cómo reminiscencias ultraderechistas de la nostalgia mano derecha alzada ocupan escaños en un Parlamento llamado democrático mientras la anhelada izquierda que nos puede gobernar no se ponen de acuerdo y dejan un cheque en blanco a la empecinada derecha.
Todo esto ocurre porque nos da la gana aunque no nos salga del alma. Bastaría con que los cipotes, nos pusiéramos de acuerdo para formalizar un Partido Político al que, - en atención a mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz - “nos bastaría para votarnos a nosotros mismo para ganar de calle dada la ingente cantidad de personas que engordamos el colectivo” Ahora bien: ¿Podríamos gobernar los cipotes? Pienso que no de la manera tradicional, por supuesto; tendríamos que ser más originales y por ejemplo, no avasallar, no coartar la libertad, respetar los programas, no engañar, equiparar la igualdad, un futuro mejor a nuestros pequeños, repartir mejor la riqueza, intentar que nadie muriera de frío…, aunque no sea un cipote de los nuestros.
Todo esto, exageradamente utópico desde el punto de vista de quienes mueven hoy los hilos del mundo, pero, al mismo tiempo, bastante posible si el empeño no se pone en manos de irrelevantes personas dotada de cierta auto-cordura ya que al no ser cipote como nosotros, cumplir esos objetivos, no terminaría con los suyos dado que estamos acostumbrados a nuestra desidia, indolencia y hasta nuestra tolerancia.
Mientras seamos ovejas de hacer y sobre todo de padecer, auguro un proyecto de que se nos erija un monumento merecido. Convendría dejar al artista encargado de la obra que se explayarse en su expresividad que es la manera más acertada de dejar emanar el fluido del arte, pero no es fácil resistirse a ofrecer unos apuntes previos.
En principio, apostaría por Botero eliminando al Pedro o el generoso volumétrico. Riccieri, equilibrado, o sea, al 50% resta y suma de esta España en la maratón de la cuesta abajo donde tiene acceso los afligidos nostálgicos en peregrinación hacia un infausto Valle para mostrar sus respeto consciente que acólitos de la “lucecita” siguen esquilmando a la población.
Los cipotes, viendo y contemplado la ruina a que nos someten los listos zoquetes, requeriría un monumento desbordado, exuberante…, como una razonable alegoría a cuanto nos roba. Nos ponen mirando a Cuenca (o como dice una entrañable amiga de Almería de Unidas Podemos, que ha conseguido que Cuenca la mire a ella) mientras los corruptos, perdidos, pero con rumbo fijo, obeso, grasiento, brillando en una esfera bien concebida cuya pasta ya rebosa y luce en sus bolsillos observa complacido nuestra genuina pobreza ya que nos ha acostumbrado tanto a perder que cuando ganamos, nos cabrea, y más, cuando nosotros, los cipotes, engrasamos la cuerda de los que manejan cuerdos a su antojo.
No se ha cambiado nada. No presagiamos nada…, no ganamos casi nada: Volvemos a la España profunda y gris: La España de “Contigo y con tu castigo” ya que el Clero, el OPUS, y esa cosa llamada Conferencia Episcopal –las que realmente nos gobierna- no deja que su parcela de poder sea cuestionable mientras se asalten vallas, adquieran y usurpen patrimonio que pertenece al Pueblo; velas de medianoche, capuchinos ocultando su rostro y Corporaciones tanto estatales como municipales que rigen nuestros destinos detrás de un mal llamado Santo a quien adorar y que resplandezca en “aleluyas” constantes y sin sentido.
Juan Marcelo
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