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…y acompasando la gimnasia que me he inculcado en mi confinamiento cuyo programa es levantar un brazo…, después el otro, y sentarme a cenar una vez cumplido el requisito exigente, secuencia de 19 segundos, más o menos…, a veces son 21 segundos que se me antojan insufrible. Sudoroso por mí esfuerzo, me quito la diadema de contener el sudor; mi pantalón de deportes y ya en la penumbra de la noche, levanto mi sugestiva y penetrante mirada hacia un solar en que no terminaron su obra por falta de presupuesto y vi una esfera oscilante: Una esfera verde que se rodea de ventosas verdes, de tragaderas verdes y unos filamentos de color… ¡Biennnnn! habéis adivinado…, de color verde! – ¿hay quién dude de la imaginación de mis lectores/as - que a diez metros de mí, me sonreía aviesamente y observe que una de esas ventosas me señalaba y hacía mención de decirme algo. Fije mi mirada a la que se alzaba hacia mí que considere como portavoz o portavoza y me propuse contener el sobresalto, “saltar sobre algo” y horror ante esa aparición. No tardó mucho a la que catalogue como maligna en dilatar su boca, viscosa, pastosa, provocadora, turbulenta…, y otras cosas similares – me suda y es disculpable encontrar en esa situación más sinónimos - en proclamar su intención:
-¡Hola, Juan Marcelo Sui-Géneris, supongo! - emitió la pérfida - Soy la encargada, - siempre bajo consenso…no te vayas tú a creer que soy el Alcalde de Madrid… - de certificar que debido a tu edad y por mucho que te escondas, hemos decidido tenerte en cuenta en nuestra exterminación importándonos tres huevos que se hayan construido hospitales militares dos meses después de nuestra aparición, o sea, a destiempo. Estamos dispuestos, dentro de nuestro virus llamado Covid19 - somera denuncia que en eso, también se discrimina a la mujer pudiendo llamarnos Covida—19 - aunque han tenido el detalle de rodeándonos de ventosas que no ventosos para llevarte con nosotros.
-¡Pero…! – exclamé accionando un 50% de pánico en mi ente; un 75% de pavor y un 100% acojonado de cojones – si no tenéis en cuenta la redundancia, queda bien - pero… -añadí salvando el culo…nunca se sabe - ¡¡¡Pero si yo no salgo ni para verificar si los escalones de mi escaleras siguen en su lugar!!! ¡Me trago el vapor caliente del caldo de pollo que me cocino y tengo sumo cuidado que mis estridentes pedos no salgan de la habitación para no crear alarma y consiga que sea suficiente las mascarillas! ¡Procuro purificar el aire cuando despejo mi mente y pienso en el recorte y crisis sanitaria de los preboste gubernamentales que han privatizado hasta lo rentable y que nos impedido subir la catarata de remar todo en la misma dirección que nos pueda hacer mejores.
-¡¡¡No es suficiente!!! – protesto la ventosa nº 11 quitándole protagonismo a la portavoza – Sabemos, por tu nieta Ángeles, que al paso que vas, más que abuelo, te vas a convertir en primogénito. Que más que descendente vas a asumir la calidad de ascendente al paso que vas. ¡Vamos! Que no has cumplido años sino siglos y eso, estando nosotros/as – ¿te das cuenta la deferencia hacia las mujeres? – no estamos dispuestas/os a consentir.
-Loable empeño - reconocí – pero mi dejáis contemplar en que deriva vuestra epidemia y las consecuencias que genera donde el carrito de la compra quede obsoleta, ya me doy por satisfecho. La función de una nevera metiendo frio sin descansar. Mi amigo, Miguel Parra metiéndole mano a su señora en resulta que los aplausos no eran para él sino las cacerolas por su nefasto “manejo” Cuando observas el ambiente reinante y la picha se encoge con lo bien que se mantenía hasta que aparecisteis. Sin noticias de mis amigos Eugenio Pereira y señora. Geoffrey y su esposa. Mi compañero Rafael mirando de reojo la chimenea de ENDESA deseando equilibrarla y con la amargura de no mantenerla en pie. El amigo Pepe, paseando a su perro pero a las dos de la madrugada, total fidelidad acompañándome pegando carteles de PODEMOS y ambos, Rafael y Pepe, muy cansados y fatigosos de preguntarles continuamente quien es el encargado de diseñar el tamaño de un condón que siempre ha sido mi obcecación y no consigo entenderlo. Muchas vivencias en que no estoy dispuesto a olvidar ni mucho menos por mucho que os presentéis como un virus imparable tocando a jubilados y personas que nunca esperaron vuestra presencia, sobre todo, los mayores que se han dejado la piel mejorando y renovando un sistema en que siempre le han dado las espaldas.
-¿Qué hacemos? – pregunto la ventosa nº 9 expectante recabando la opinión de los demás.
-No lo sé – contesto la portavoza del Covid- 19 – ¡¡¡O es prevenido y no me habéis hecho caso, coño!!! Este ejemplar que hemos venido a llevárnoslo, siempre tiene el factor de la persuasión, convicción y seducción; hacernos la picha un lio y seguro que enternece a Isabel Díaz Ayuso. Este cabrón, tiene el recorrido de un Agente de Seguro de Decesos en que siempre recibe las primas de la Compañía asegurándote el mejor ataúd y después te coloca en un embase de IKEA. Vayamos hacia el Local de Jubilados donde siempre hay alguien desesperado por que le han ahorcado el seis doble y seguro que tenemos carnaza y hasta un pez desconocido. ¡¡¡Deslizar el módulo – ordeno en voz alta - y desplegar las ventosas o ventosos - que ya no me aclaro debido a la retorica de este hijo de puta - que nos desplazamos!!! (*)
Juan Marcelo
(*) Un poco de humor para sostenernos en casa que cuando salgamos a la calle, encontraremos un mundo desconocido y encima desconociendo lo que nos depara el mañana.
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