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Conforme se abre la puerta a la desescalada nos llegan manifestaciones muy diversas de hombres y mujeres, personas mayores, jóvenes y hasta peatones desordenados. Personas trabajando y personas que nunca han trabajado - y son los más discrepantes - y manifestaciones con un denominador común que es el alterar las decisiones de un gobierno honesto, pensamos que necesitamos libertad para ser quienes fuimos a sabiendas que nunca vamos a lograr rescatar lo que fuimos.
Soñamos con el mar, con la arena, con la montaña, con los veladores, con Rocío de Meer y su apósito intentando enmascara la falacia; con la cerveza y la recurrida barbacoa: Con discotecas y con un sinfín de cosas que todas ellas tienen una visión exterior, como si la cosa no fuera con nosotros y la pandemia ya tiene sus “amigos favoritos” y a otros de cacerolas los ha descartado por “ser quiénes son” cuando han contribuido a perturba el ambiente pero no consiguiendo sus fines.
Pero en momentos de incertidumbre sería bueno hacernos una pregunta. ¿Exploramos nuestro espacio interior para ver qué necesita España y nuestras familias en los próximos meses o años? ¿Nos vamos a acostumbrar a vivir sin pandemia? ¿Reorganizamos la sociedad? ¿Incluimos a la Covid-19 en la Dieta Mediterránea? Con frecuencia descubrimos que estamos ante una sociedad que solo piensa en lo inmediato que hace que la pandemia mejore sus “atributos” Mejor hoy que mañana, la próxima semana es demasiado tarde, el próximo mes ya no tiene valor alguno mientras los investigadores, los medios, los economistas, todas las cosas importantes necesitan un tiempo de gestación para conseguir los frutos deseados y si no lo logramos, podemos incluir la pandemia en la Marca España ahora que nos hemos quedado sin nada.
¿Estamos en condiciones económicas, sanitarias y psíquicas para que se abran las puertas de par en par? ¿Podemos follar sin “observadores extraños”? Los caprichos tienen sentido en tiempos de bonanza y bienestar social.
Hoy, España y los españoles, estamos obligados a pensar en el futuro…, el hoy no nos conduce a metas solidas y consistentes ya que la directriz a seguir es el querer vivir hoy, queremos disfrutar hoy, queremos soluciones hoy, pero que las soluciones nos las den ya hechas aportando el mínimo esfuerzo. Nosotros a lo nuestro, y además queremos remedios a nuestra medida, sean económicas, sanitarias o sociales, porque nuestra sociedad está basada en muchos derechos y pocas obligaciones que hace que seis meses de gastos inesperados y de ingreso exiguos nos haya convertido en un País frágil y débil escaso en sus recursos.
Tenemos la obligación de levantar nuestra Nación. Vamos a quitarnos las proclamas de quien se favorece del caos para cosechar y después sembrar una dictadura social que ayude a sus intereses .Una nebulosa surgida de ideales anti-democráticos que en un estado de bienestar no asomaba sus barbas pero esperaban una alarma generalizada para que sucumban gentes que creen que con ellos, la cosa se aliviara; se regeneraba. Craso error: Aprovechan cualquier malestar de un País para acentuar que sus arengas esta embutida en la realidad sin saber o notar que la soberanía pertenece al pueblo y no nos dejamos embaucar por miembros de cierta Institución Oficial que destina su página a fomentar “por cogones” bulos en inventos…, la ira y el odio.
Mientras, espero que salgamos todos bien ilesos de la pandemia. Que nos veamos todos y exponer con orgullo que hemos sido supervivientes. Me indican que mis mejores artículos son cuando escribo sobre esta pandemia muy tenaz a desaparecer. Contesto – sin inmutarme – que algo de bueno tendrá y si realmente es así, mi deseo es conservarla en la cabecera de mi cama como fuente y musa de mis escritos respetando muy mucho a nuestros compatriotas que han caído bajo su influjo. (¡Cuando vuelva al humor – amenazo - os vais a enterar!)
Juan Marcelo
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