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El pasado 26 de octubre, mientras me hallaba reformando/demoliendo mi nueva vivienda, se celebró el Día del Orgullo Abstracto. Muchos de los que necesitamos los pies para poder andar no entendemos este Arte, aunque parte de nuestra vida lo pasemos abstraídos. (Habría que poner fecha a un día del Orgullo de Pollas en Ristre)
La verdad es que nos encontramos - pensándolo bien - en un año abstracto que se va a quedar sin la musa de la improvisación para su confección y nos va a quedar como el Año del Confinamiento Inédito: Acudimos a una fiesta en pijama. La asistenta en una casa ya barre y asea los baños vía digital. Camareros llamados por megafonía. Salir a la calle desconfiando del que antes te acercabas y saludabas. Si ves alguien estornudando, ya llamas a una ambulancia…
Creo que todo esto que nos pasa es debido a la saturación de un falso bienestar que nos han provocado la idea neoliberal del consumo frenético para hipotecarnos la vida. No se entiende, en plena pandemia, que el nivel de pobreza suba hasta índices alarmantes mientras el Capital acumula más riqueza y bienes.
Siguiendo con el “orgullo” hoy se cumplen 42 años de otra “pandemia” llamada Halloween en que en vez de mascarillas se utilizaban caretas. Unos deseando ser quien no es y otros en completa repulsa a lo que representaba. Quizás, honorables representantes de aquella época, todavía conservan la misma resaca. Quien les iba decir que llegado al 2020 iban a cambiar su rostro por una mascarilla para archivar y conservar la euforia de entonces. Que se encuentre con bares cerrados, restaurantes y comercios, y empiecen a pensar que bajo una mascarilla comprobar que sus pómulos son los más prominentes. Que las risas, el festejo, la grácil armonía se ha tornado tipo autómata…, una especie de robot que bien se podía poner fecha para celebrar el Día del Cuerpo Enlatado. Cuando la desconfianza se torne en alarma. Cuando se abandone nuestra condición de ciudadanos y seamos baldosas desprendidas. Esos templos del ocio serán negros recintos, inhóspitos y abandonados que comporta la inaccesibilidad a la sociabilidad. Que habremos dejado de ser esa legión de españoles simpáticos y ocurrentes asta que le pongamos fecha al Día del Orgullo sin Mascarillas y volvamos a utilizar la careta que siempre nos ha caracterizado.
Llegará la fecha en que celebremos el Día del Orgullo del que Temamos Salir a la Calle teniendo presente jóvenes de botellones y la asociemos a Apocalipsis Zombi; la Invasión de irresponsables en la alarma de de los Ultra Cuerpos, The Walking Dead o el Espanto Ultraderecha que parecen que han sido invitados a un banquete de un matrimonio divorciado.
Todos estos, si quieren bailar, que esperen a que pase todo y bailemos todos juntos y celebremos el Día del orgullo en que todos podamos entendernos sin destrozarnos.
Juan Marcelo
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