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A ver si la pandemia que sufrimos va a ser un nuevo modelo de sociedad que nos avecina bajo el trió de cantores como Identidad, Comunidad y sobre todo Estabilidad ya que todo no va a ser tan efímero y etéreo. Puede que un mundo nuevo nos restablezca la sesera y activemos con mejor racionalidad el tendón del conocimiento y la sabiduría y nos dejemos ya de amparar y proteger esa droga narcotizante de la resignación y el aguante.
Hoy en día, pocos se imaginaban, hace 20 o 30 años, un cambio tan profundo y recóndito en nuestra mentalidad…, una nueva manera de entender un nuevo mundo y para más joderla, entender también a la sociedad. Poco a poco, en este estado planificado del auto confinamiento destinado a transformar nuestra mente con misiles ideológicos que engloba la cultura, el espectáculo, los medios de comunicación, las leyes y la educación, ya nos pisa el terreno de volver de donde partimos soterrando el cacareado bienestar para prepararnos a partir de cero con cambios en nuestro ancestral “modo vivendis” Los Bancos, Organismos Internacionales, Fundaciones de las mal llamada filantrópicas, Multinacionales, la Iglesia Católica donde los proyectos en este nuevo mundo que acogemos con la legendaria resignación, ya han invertido un pastón para hacernos en el futuro zombis latentes y crear una parafernalia en su proyecto social para que todos naveguemos bajo el cetro/bastón que ellos han confeccionado.
-Entonces – apunta mi regadera - ¿Qué inconveniente puede haber, por ejemplo, que en el tercer mundo se condicionen las ayudas económicas seguida de campañas proaborto y finalicen con la esterilización masiva si las elites mundiales han planificado y es más fácil reducir la población con misiles víricos porque es lo que les conviene al Planeta y mucho más les conviene a ellos?
- Desde siempre, la gente le es muy difícil acoplarse al aleccionamiento; no dejarse engullir o comer por el sistema ya que, en mente de todos, siempre existe que los Gobiernos, indistintos del pelaje que exhiban, encauzan los problemas sociales tarde y a veces mal. Lo que se pretende es que caigamos rendidos al abatimiento para perder la crítica y dirigir nuestras vidas porque así sofoca y coarta nuestra libertad. En este mundo nuevo que nos espera, esa élite que rigen el mundo, ha optado por la forma más sutil y hasta creativas para tenernos encerrados y rumiar con plena añoranza como éramos antes para no caer en la tentación de reclamarlo.
-¿Hay soluciones? - pregunta mi regadera con una media sonrisa.
-Nos han puesto en un desafío: una lucha constante para que aceptemos como va a ser nuestra vida a partir de ahora y no se vislumbra el sitio de la batalla. Podemos inventar algo sin necesidad de que nos den tres “patás” en las partes más dolientes, pero podemos hacer frente buscando y contrastando fuentes, informaciones, averiguaciones, indagaciones y compartiéndolas. Yo, particularmente, suelo mirar a mi interior – muchas veces inasequible – para reconquistar algunos valores que todavía me han dejado, sobre todo, el de la lucha constante de no dejarme engullir por cualquier sistema totalitario que mediatice mi vida. La élite preconiza un mundo nuevo y yo me quedo con el viejo accionando lo puramente racional, aunque es verdad que hoy en día se ha llegado a cuestionar lo racional y eruditos en la materia, no encuentran detalles convincentes en estos personajes del nuevo orden.
Juan Marcelo
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