| 
|
| PUBLICIDAD
|
Era de esperar y lamentablemente está ocurriendo, la ligereza de las administraciones públicas en conceder autorizaciones en suelos no urbanizables, incluso en áreas con protección legal como es el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, ya ha abierto la caja de los truenos. Si hace unos meses era el plan para construir un hotel en Los Genoveses, una zona especialmente sensible del Parque, ahora se trata de dos hoteles más en las inmediaciones de Rodalquilar.
Cuando se presentó el proyecto de Genoveses, que afortunadamente aún no dispone de todas las autorizaciones, ya advertimos que era abrir la puerta a que cualquier que tuviera o que adquiriera un viejo cortijo o unas ruinas tendría la ambición de hacer lo mismo.
Por desgracia quienes luchamos por preservar la joya de la corona que es el Cabo de Gata desde el punto de vista ambiental o etnológico, y abogamos por promocionar un turismo de bajo impacto ecológico, chocamos con unas administraciones que no vacilan a la hora de conceder autorizaciones para este tipo de actuaciones, contraviniendo las normas que se han ido dictando en torno al urbanismo en un entorno único en España y Europa por su virginidad.
Al parecer los dos nuevos hoteles que se proyectan en Rodalquilar ya disponen incluso de una primera autorización por parte de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y sólo están a la espera de la aprobación por parte del Ayuntamiento de Níjar, un peligroso precedente porque esta corporación no se está destacando por el respeto a los valores del Parque Natural ni por un desarrollo sostenible en sus suelos.
Todas las tendencias actuales en materia de turismo hacen hincapié en los entornos mejor conservados, en los espacios abiertos y en los valores naturales, ahora más que nunca tras el episodio de pandemia por el coronavirus que está cambiando la percepción de ciudadanos y gobernantes de todo el mundo. De todo el mundo menos de nuestros insignes rectores políticos, más preocupados de cobrar licencias y favores que de determinar un futuro más armónico, sostenible y, por tanto, más sólido y duradero, para nuestro territorio y muy especialmente para aquellas zonas que gozan de una protección ambiental.
Rodalquilar es un bello paraje en el corazón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, que dispone de suelos para el desarrollo de actuaciones en el núcleo existente. El problema es que para los promotores con menos escrúpulos es más lucrativo instalar sus negocios en los suelos no urbanizables, más alejados del núcleo existente. Entendemos que desde la Junta o desde el Ayuntamiento deberían darse pasos para establecer allí proyectos compatibles con la identidad del Parque, como es el caso del poblado minero que, desde hace más de diez años, es propiedad pública de la Junta y sobre el que había un proyecto para convertirlo en una Villa Turística que resolvería dos problemas: el lamentable estado de las viejas viviendas de los mineros y la demanda de alojamiento que existe en la zona.
Quizá el problema es que un proyecto como éste no genera determinadas plusvalías para los actuantes, más próximos a la cultura del pelotazo que a una planificación ambiental y urbanística consecuente con el entorno y las necesidades del parque natural.
El GEM exige que se cumplan y se hagan cumplir las normativas legales que pesan sobre los suelos no urbanizables el Cabo de Gata, que se termine de una vez por todas con este tipo de intentos de degradar una zona tan emblemática desde el punto de vista ambiental, y que se ponga orden en lo que se puede convertir en el principio del fin de este espacio, algo que los ecologistas no estamos dispuestos a consentir.
Estamos asistiendo desde hace más de diez años al tira y afloja para el derribo del tristemente célebre hotel de El Algarrobico, y rechazamos tajantemente que esa pesadilla se pueda repetir con proyectos como el de Genoveses y ahora los dos nuevos hoteles que se pretenden levantar en Rodalquilar.
Exigimos pronunciamientos claros y concluyentes de los diferentes partidos políticos y de los diferentes gobiernos. Si están por la labor de permitir la destrucción de parajes único e irrepetibles, queremos oír sus argumentos y que los manifiesten públicamente. Y si no desean ser señalados como depredadores ambientales también queremos que sus palabras y sus hechos demuestren esa voluntad por respetar un espacio natural como el del Cabo de Gata, declarado Patrimonio Natural por la Organización de las Naciones Unidas.
Y al mismo tiempo pedimos que los partidos políticos determinen con absoluta nitidez sus posiciones, y que sus consejeros, delegados, alcaldes y alcaldesas y concejales sean consecuentes con esos posicionamientos. Lo demás es abrir la puerta al mejor postor, cueste lo que cueste y se lleve por delante lo que se lleve.
GRUPO ECOLOGISTA MEDITERRÁNEO
|
