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El núcleo ejidense de San Agustín luce ya un monolito conmemorativo de los primeros colonos que habitaron este poblado de colonización construido en 1968. La estatua ha sido inaugurada por el alcalde, Francisco Góngora, junto a la presidenta de la Junta Local, Aurora Amador y a las tres personas promotoras de esta iniciativa José Antonio Rodríguez Quero, Francisco Galdeano Jiménez y María Ángeles Rodríguez Quero, así como miembros de la Corporación Municipal y numerosos vecinos.
“Con este monolito recordamos la trascendencia arquitectónica, cultural y económica de los pueblos de colonización levantados en la posguerra, para así entender nuestra provincia en la actualidad y gran parte del llamado ‘milagro económico’ basado en la agricultura bajo plástico, y lo que han significado para el desarrollo agrario y socioeconómico de nuestro municipio”, ha expresado el alcalde.
Construidos por el Instituto Nacional de Colonización hace más de medio siglo, los pueblos de colonización produjeron en la provincia de Almería “una transformación sin precedentes del medio rural, con resultados tan significativos como la puesta en cultivo de gran cantidad de hectáreas baldías”, ha subrayado Góngora.
El monolito recoge más de 400 nombres y apellidos de los primeros habitantes de San Agustín y está situado junto a la Iglesia. Se levanta sobre una base de mármol en la que puede leerse la leyenda ‘En memoria y homenaje a los colonos de San Agustín 1974-2024’. En conjunto, mide 270 centímetros de alto y 200 de ancho, y está acompañado por una bandera de España.
El poblado de colonización de San Agustín se constituyó con 303 viviendas y es el mayor de todos los pueblos de estas características construidos en la provincia y uno de los más grandes de España. En El Ejido, igualmente, se construyó en este mismo contexto el núcleo de Las Norias, que cuenta con 101 viviendas y mantiene su estructura urbana central original. En total, se erigieron 14 poblados dispersos por el territorio provincial, que resultaron determinantes para el boom agrícola almeriense desde la década de los 60.
El poblado de San Agustín tiene uno de los trazados más interesantes de la provincia, al plantear la separación de circulación de personas y coches. Las viviendas se caracterizan por el uso del ladrillo en muro pintado de blanco y siempre apoyado en un zócalo de hormigón.
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