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Veraplayazul reclamará por carta una cumbre urgente de las tres administraciones (municipal, autonómica y nacional) para afrontar de una vez y de forma definitiva la regeneración de Vera.
Esta asociación, que agrupa a los 20.000 vecinos de la costa de Vera, considera una vergüenza que un año después no se haya corregido la causa de las mismas, que no fue otra que la falta de limpieza, dragado y encauzamiento del río Antas. Asimismo, considera inaudito la falta de respuesta casi unánime a las reclamaciones de las personas afectadas. Y, en la misma línea, alertan a la opinión pública que aún existen zonas con barro, sin iluminación, depuradoras sin arreglar, playas con astillas y con una laguna sin dragar, que despide, al igual que el resto de la playa, mal olor. De hecho, las lluvias caídas ayer provocaron la unión de la laguna con el mar, un agua contaminada donde está prohibido bañarse y pescar porque ha recibido aguas fecales durante los meses posteriores a la dramática riada.
Las preceptivas fotos y buenas intenciones de los días inmediatamente posteriores a la catástrofe se han tornado en una riada de declaraciones exculpatorias entre las tres administraciones, volcadas en derivar en otra la culpabilidad de lo mucho que queda por hacer.
En una “guerra de cifras” en la que Veraplayazul no quiere entrar, destaca, sin embargo, que el Gobierno central no ha aprobado ni el 10% de los expedientes de ayuda presentados (10 de 1.190 solicitudes); que desde 2001 existe aprobado como interés general un plan de “Laminación de Avenidas y Regulación del Río Antas”, que corresponde al Gobierno central y que evidentemente no se ha ejecutado; que el Ayuntamiento de Vera no ha aprovechado la aprobación en 2008 del proyecto para encauzar el río Antas ni tampoco ha presentado una Actuación Integral o de Defensa; o, por último, las declaraciones del consistorio indicando que la Junta sólo ha invertido 18.000 euros en la zona.
Ante esta situación, Veraplayazul denuncia públicamente la actuación de los ayuntamientos afectados, principalmente el de Vera, la Junta de Andalucía y el Gobierno central y les insta a sentarse cuanto antes para abordar la plena reconstrucción de la zona, así como poner los medios necesarios para que la catástrofe no se vuelva a repetir. Qué dejen de pensar en sus intereses particulares y velen por el bien común.
Y es más, la Asociación Veraplayazul pone sobre la mesa los temas que esa cumbre interadministrativa debe consensuar y ejecutar sobre la base de que se construyó, sin los preceptivos permisos, en una zona inundable:
1.- Resolución inmediata a las solicitudes de ayuda presentadas por los damnificados.
2.- Reposición de todos los daños ocasionados en bienes públicos, así como regeneración de toda la zona afectada.
3.- Puesta en marcha del plan de “Laminación de Avenidas y Regulación del Río Antas”, declarado de interés general en 2001 con la aprobación del Plan Hidrológico Nacional.
4.- Ejecución del encauzamiento del Río Antas, aprobado en 2008. Corresponde al Ayuntamiento.
5.- Actuación integral de defensa ante inundaciones en el Río Antas.
6.- Rehabilitación de las cuatro playas de Vera en cuanto a la calidad del agua y de la arena, garantizando en un estudio la inexistencia de vertidos tanto al río Antas como al Mediterráneo por parte de la propia localidad y de las poblaciones limítrofes.
7.- Plan para dar una solución definitiva al riesgo de inundación de la zona, impidieron mayor presión urbanística.
Antes de que se cumpla un año
Por otra parte, la asociación de vecinos recomienda a los damnificados que intensifiquen sus gestiones para reclamar sus legítimos intereses antes de que se cumpla un año, pues pasado ese tiempo perderán el derecho a defenderse de las negligencias administrativas, aunque la burocracia y el alto coste dificultan tal derecho, según fuentes jurídicas consultadas por Veraplayazul.
Los verdaderos paganos, que ahora miran temerosos al cielo porque la tragedia se puede repetir -tal y como advierte el propio Ayuntamiento de Vera en alguna de esas declaraciones de “fuego cruzado”- son los vecinos, que no sólo han tenido que liderar la reconstrucción de la zona sino que han seguido pagando el IBI y afrontando otras tasas municipales (basura o vados) que no se han podido disfrutar al estar destrozadas sus propiedades.
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