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Alguien tiene que decirlo: esta temporada los partidos de 1a Nacional están ofreciendo, casi siempre, un magnífico espectáculo. El de ayer no fue una excepción y, como casi siempre, terminó en victoria del Almería Basket. Al CP Peñarroya, tampoco es la primera vez, le sobraron unos breves instantes, un último ataque fallido o una malograda defensa, para llevarse un resultado del que fue tan acreedor como los almerienses. Un triple de Luis Rueda a falta de 14 segundos y la buena defensa en el último intento de los cordobeses por empatar o ganar la contienda permitieron a los hombres de rojo mantener una imbatibilidad como locales de la que presumen desde la primera jornada, cuando cayeron ante el todavía líder CB Deportivo Coín. Los 16 puntos de un colosal Miguel López, su más alta anotación de la campaña, y los 15 del junior de hielo pudieron más que los 22 y 18 de Juan González y Antonio J. Sevillano, imparables hasta el último ataque.
A la afición que se dio cita en las gradas del Pabellón de El Toyo-Retamar o que habitualmente lo hace en el Moisés Ruiz le sobran los motivos para el regocijo. Pasemos rápido por la obviedad de ver a su equipo arriba en la clasificación (segundos con el mismo número de derrotas que el primero, un partido menos y el basket average en contra a falta de 4 jornadas por disputar), factor que siempre ayuda pero no es sinónimo necesariamente de diversión. Para eso están, sin duda, los marcadores igualados, la sal y la pimienta del baloncesto.
Los hombres de rojo se han abonado, arrastrando con ellos al público, a los finales de infarto, a base de pelear en defensa lo que la falta de cohesión, la inexperiencia o el exceso de responsabilidad les perjudica en ataque. En esas situaciones de máxima tensión han brillado, paradójicamente (o quizá no tanto), los más jóvenes de la plantilla. Ayer le tocó el turno de nuevo a Luis Rueda, recogiendo el testigo que otras veces portaron, con igual éxito, los hermanos Álvaro (ante Vélez o Algeciras) y Javier Fernández Cueto (en la ida en Peñarroya).
Lo de Luis ayer fue de escalofrío. Esa sensación recorrió ayer los cuerpos del atento respetable cuando, con su equipo abajo en el marcador (69-70) y apenas 29 segundos por jugar, el junior de 17 años regresó del tiempo muerto de César Martínez con la mirada llena de determinación (una mezcla de Légolas y Walter White, excúseme el inciso), seguro de que aquel balón acabaría saliendo ineludiblemente de sus manos propulsado hacia la canasta. Y que no tocaría nada sino a red.
Así fue, tal y como él (y a lo mejor César) lo habían imaginado: hermoso, gelidamente hermoso. La grada saltó de alegría, el speaker perdió su voz, el banquillo corrió a abrazar al niño y sin embargo nadie cantó victoria. 14 segundos por jugar, un mundo. Siguiendo con los tópicos: la defensa gana campeonatos, pero los partidos los ganan los jugadores con clase. Ocurre que esta temporada, y he aquí el corolario a un muy modesto homenaje a nuestra competición, casi todos los equipos cuentan en sus filas con al menos uno de esos jugadores que por su plasticidad, elegancia, fundamentos, conocimiento del juego, recursos, en fin, talento, elevan este deporte a un nivel distinto, especial, simplemente superior.
Dos ejemplos, sin ir más lejos: Juan González y Antonio J. Sevillano. Con ellos en cancha todo resulta posible y en sus manos estuvo la fabricación de un último buen tiro que, merced al gran trabajo de Cristian, Taber y Miguel, no llegaría.
La nómina de jugadores sobresalientes es amplia y explica, más allá del resultado, la satisfacción del tiempo bien empleado que queda al asistir a los partidos de esta liga. Por citar sólo a algunos (no estarán todos los que son, seguro) capaces de marcar diferencias: J. Expósito y Raul Castro (Dental Colomer Deportivo Algeciras);; Francis Robles (Rest. El Chispa Baloncesto Nerja);;
Meras, Ballestero y Juan Vasco (CB Deportivo Coín);; Didi García y Carlos Rodríguez (Meridiano Baloncesto Baza);; Carlos Olmedo (CV Carmen). Y, por supuesto, Luis Rueda.
Esta lista de modestos ilustres no hace sino resaltar todavía más la magnífica labor de la joven plantilla del Almería Basket capaz de salir triunfante (hasta ahora) de la mayoría de los envites: ante el CP Peñarroya brillaron en distintas fases José Jiménez y Alberto Puentes “Taber” (10 puntos cada uno), secundados por Cristian (8) y Povilas (5), más concentrados ayer en tratar de parar a Juan González y a un Juan Gabriel García que desde el banquillo hizo mucho daño (15 puntos). A todos ellos, al resto de hombres de rojo y en especial a su entrenador, que hoy cumple 40 años, ¡Felicidades!
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