El presidente, Gabriel Amat, y el parlamentario por Almería, Javier Arenas, han estado presentes esta tarde en Abrucena repartiendo los primeros dorsales a los participantes y deseándoles suerte para esta exigente prueba
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El presidente de la Diputación Provincial, Gabriel Amat, acompañado del parlamentario andaluz Javier Arenas, visitaron ayer el punto de salida de la Travesía Resistencia Sulayr, en el municipio de Abrucena, para compartir con los deportistas las horas previas a la competición aprovechando, además, para repartir los primeros dorsales.
Los participantes que a las cinco de esta madrugada, han iniciado esta prueba valedera para el Campeonato de Andalucía de Travesíasa, se desplazarán desde Abrucena hasta el área recreativa de La Ragua, donde se dará el comienzo oficial de la prueba. El recorrido será de 56 kilómetros y el tiempo máximo para poder completarlo de 14 horas. Los atletas se encontrarán, fundamentalmente, sendero y pista, completamente balizadas y con un desnivel positivo acumulado de 1.843 metros.
Esta prueba, que supone un revulsivo turístico para el municipio, cuenta con el apoyo económico y logístico de la Diputación Provincial de Almería. Javier Arenas y Gabriel Amat han coincidido en la importancia que tienen este tipo de pruebas en el medio natural para impulsar económicamente municipios del interior, como es el caso de Abrucena. “Esta tarde hemos podido comprobar como bares, alojamientos rurales y las calles del municipio están llenas de participantes de esta prueba. Estamos seguros de que Almería tiene las condiciones necesarias para liderar las pruebas deportivas en el medio natural. El retorno triplica los esfuerzos que las administraciones realizamos en estas pruebas”, ha destacado Amat.
La prueba tiene un gran atractivo y dureza, ya que hay que tener en cuenta no solo el kilometraje, sino la larga duración, el terreno de montaña, los fuertes desniveles, la exposición al sol o los fuertes vientos que se esperan el día de la prueba. Esta travesía tiene una gran aceptación por desarrollarse en un paraje protegido y de gran belleza, algo que se tiene en cuenta tanto por parte de la organización como de los propios participantes, que extreman el cuidado para evitar que la prueba genere ningún tipo de perjuicio al entorno natural.
Las bajas temperaturas que se registran en esta zona da un tinte épico a la travesía, en la que los deportistas tratan de competir a gran nivel haciendo frente a la climatología con mallas largas, impermeables, cortavientos o guantes.
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