ESPERA DENSA ANTE EL PRIMER FUTURIBLE

De qué otra cosa podremos hablar con sensatez si no es de lo que se avecina. Una espera densa que parece ir ralentizando los acontecimientos, los futuribles (se llama ‘futurible’ a lo que no ha ocurrido todavía pero que ocurrirá con toda seguridad; por ejemplo, las elecciones autonómicas del día 22. Dejo esto claro para periodistas y políticos que confunden futurible con posible, algo que no se sabe si sucederá) que cada vez más agrandan sus dimensiones literarias y se abren a los pronósticos y las especulaciones; futuribles que esperan ser actualizados para dominio de todos, creyendo ser desde el presente actual como un resultado ilusorio -> todos, dos o tres opciones, creen que son ganadores, cuando realmente no ganará nadie y ganaremos todos: ganará la democracia, precisamente porque nadie podrá hacer, a partir de dicho futurible, lo que le dé la gana.
Andalucía, primer futurible electoral por obra y gracia de la conciencia individual de una ventajista, una joven ambiciosa y mandona que busca su perpetuidad y deja a los pies de los caballos a todos los demás, incluidos su correligionarios. Curioso ¿verdad? Muy curioso, y a pesar de ello aceptado con la naturalidad del que abriga concepciones similares en otros tiempos y lee así la política: como un desiderátum al que subordinar la realidad doliente. La política como manifestación carpetovetónica en cuyo escenario se mueve el ángel de la danza, la feria de las vanidades y el odio permeable entre las clases sociales. Espera densa ésta porque lo que viene a partir del primer futurible es el cambio forzoso y forzado por la ruptura del eslabón más débil de la cadena.

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