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Lo acontecido el pasado sábado en Almería es de traca; seguramente el más turbio y vergonzoso episodio de la historia de la política almeriense, al menos de lo que yo recuerde y haya vivido, sin contar con todo el "oscurantismo" contemporáneo y "derechista" que la envuelve, claro.
Fui uno de los asistentes a la toma de posesión en el Maestro Padilla, y quisiera resumir brevemente mi visión y opinión acerca de la continuidad del mando del PP en la capital almeriense. Es muy fácil de resumir; lo haré bajo una simple y llana palabra: "vergüenza".
C,s rompiendo un acuerdo firmado tras anunciar su respaldo al PSOE de madrugada, y mientras tanto el PP, "lloriqueando" a sus superiores la inminente pérdida de la alcaldía para que, de la forma que fuese, tornaran la decisión desde arriba.
Eso en mi lenguaje es algo así como el síndrome del mal perdedor, entiéndanme.
Y ahora, lo peor de todo, Almería (y sus votos) convertida en mera moneda de cambio a nivel nacional.
Durante el transcurso del acto, como es normal, todos los aplausos fueron para el PSOE (moral y teóricamente ganador), al igual que para IU (quien mantuvo su acuerdo hasta el final). Y, evidentemente, luego tenemos a los "bloqueados" y abucheados. Por un lado a C,s y sin necesidad de entrar ya a opinar (para qué...los auténticos autores del esperpento, transformando la fiesta de la democracia en un "auténtico pitorreo" por la indignación mayoritaria de los asistentes), y luego el PP, respaldado por Hernando, unos cuantos exconcejales y algún militante de resaca perdido en el auditorio. Una formación que solamente sabe tirar de la cuerda y repetir, una y otra vez, aquello de "respetar la lista más votada", como quien aprueba las oposiciones y no tiene plaza, y encima se dedica a realizar pactos de todo tipo por tal de sobrevivir en estos bochornosos tiempos que les rodean, contradiciéndose en todo momento y buscando artimañas para perder lo menos posible (eso sin incluir presuntas compras de votos en investigación e imputaciones anunciadas una y otra vez por la prensa).
Desde luego, como dice el que tendría que haber sido alcalde de la capital sin puntos ni comas, se trata de una tristísima noticia para la historia de la democracia. Y, cómo no, Almería siempre dando la nota.
Así pues, espero dos cosas tras todo esto, y como ciudadano defensor del auténtico "cambio" (ese que respaldaba y relucía a más no poder C,s en Almería): Una, que la oposición no escatime en "gobernar desde la oposición", tal como expresó Pérez Navas; algo que eliminó literalmente gran parte del más que injusto amargor socialista. Y otra, que nadie olvide esto de cara a las siguientes elecciones porque permítanme decirles que, en mi opinión, esto es un "rotundo insulto" a la ciudadanía.
Fran García (Actor)
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