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Los jerifaltes del Pepé se enfadan mucho con los que, dicen, no respetan los símbolos de la Madre Patria. Nos regañan por la tele y nos dicen que hay que ser condescendientes con las costumbres, las tradiciones y con ciertas obligaciones que, por razón del cargo –alcaldes, presidentes etc. son de obligado cumplimiento; es lo que los militares llaman el cumplimiento del deber. Y es que los mandamases del Pepé creen que pueden decirle a la gente lo que tiene que hacer independientemente de lo que piensen, porque, y aquí entra la Santa Madre Iglesia, un ola de laicismo, secularización y relativismo nos invade, debido a una falta de fe y al materialismo que está relajando las costumbres y nuestro deberes como cristianos.
Hemos visto estos días a gente de talante libertario y ateo como el alcalde de Coruña, Barcelona, Santiago, Cádiz o Zaragoza que cambian los nombres de los sitios y quitan cuadros y bustos de los salones, y esto, cuanto menos, es una falta de educación, dicen, porque aunque nada tenga que ver el hablar con el santo Santiago en la primera catedral de Europa, según el presidente de Galicia, con la política institucional, hay, sin embargo, un todo entretejido con el paso de los años y que se remonta a los siglos en los que la sacralización empapaba los espacios civiles, militares, gremiales y familiares.
Hay patrones por doquier, de ciudades, naciones, profesiones y actividades; hay retratos de los reyes por todas partes: por salones, despachos, aulas y oficinas; hay placas conmemorativas con nombres de santos y reyes por las plazas, los polideportivos, las asociaciones, los centros escolares etc. un sin fin de nombres de santos y reyes que nos recuerdan cómo el espíritu de la Grecia Clásica fue aniquilado a golpe de espada y crucifijo por la simbología del poder del Así en la Tierra como en el Cielo.
La gente del Pepé está muy pasada y defienden la honrilla de ser español como Dios manda y de ser cristiano cono manda el rey y, claro, el clamor de ¡Viva la República! y el laicismo les suena a insulto, normal.
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