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Estamos abocados a un mundo en que parte de nuestra vivencia, las asociamos a la tradición Parece ser que la civilización avanza pero sigue encontrándose en la senda con esos “amantes de la tradición” “sagradas formas y maneras” divulgada por Machado para ponerles un yunque en las cabezas.
El Toro de la vega: El folclore carnicero. El bárbaro ritual que en época de estío vuelve nuestras mirada y reúnen tanto a taurinos como animalistas. A defensores de las costumbres ancestrales y de partidarios de abolir esa forma de crueldad aunque forme parte de la tradición rural o regiones.
Pienso que si en el Programa de Fiestas de cualquier localidad incluyera perseguir un toro para que un descerebrado lancero le diera muerte, contaría con la reprobación de los vecinos al ser sumamente repulsiva y hasta impopular, pero al tratarse de una tradición, ya tiene un margen de aceptación/justificación y ningún vecino (en contra) se arriesga a que el impopular sea él. Que tiene que aprobar lo que los demás secundan .Que tiene a bien demostrar las anomalías que perduran y actualizan según entendimiento. Hay un cierto halo de misticismo en todo ello que pasa de conservar una tradición a la provocación. Que pasa de hacerla sagrada por lo tanto, intocable. Que se apiñan defendiéndose de la crítica y los catalogan como una invasión foránea y que no están dispuestos a traicionar la tradición.
La barbarie, siempre tiene una apología pseudo/convincente de esos crueles actos: (Es una tradición heredada de padres a hijos y no es cosa para no darla por buena) Esta compostura antes los demás, hace exponer argumentos de la tradición y parece ser que gana adeptos inclusive hasta a gentes cuya cordura ya se le supone todo ello sin pensar o notar que rayan lo admisible y humano. Es tradición y hay que seguir con ella.
Es curioso que la mayoría de seguidores/fanáticos de esa crueldad animal, se encuentran personas que no usan boinas; no tiene el entrecejo poblado ni son catetos dejando en sus labios uno que otro diente mellado, que defienden con la “lanza” de la tradición esas típicas costumbres .A preguntas de foráneos, siempre responden que “siempre ha sido así” Quizás nunca llegaran a la conclusión de que esas costumbres ancestrales engendra corrupción y están expuestas a recelar de la cordura para implantar un método más trascendente para los partidarios de esa barbarie que es mejor lo que hay que lo que puede venir. Con esos “intelectuales defensores” procuro hilar fino ya que me derivo siempre en pensar, que sol les ha iluminado. Que cerrajón mental son el desconocer u obviar cómo ha habido tradiciones que han desaparecido cuando la cordura ha hecho acto de presencia.
Después, tenemos a los vecinos: Unos que jalean el espectáculo y otros que se ocultan en el rincón de su casa porque nunca se atreverán a pregonar que está en desacuerdo con el salvajismo. Que tienen que vivir en el pueblo donde arrastra hijos, nietos y demás familia como para ponerse al mismo en contra. Donde la resignación y aguante hace que secunde una Procesión de Semana Santa cuando está en posesión de un ateísmo bien conocido o un agnóstico pletórico de dudas.
La tradición:
Muchos, se ampara en la verdad absoluta en su relación con Dios cuando realmente, toda persona está en posesión de su verdad. Se indica también que esa tradición, puede ser renovada sin señuelos que haga dudar a la población. Pudiendo modificar su sentido para adaptarse a nuevas circunstancias sin perder esa tradición. Que es vital en esa tradición modernizarse para conservarse sin exponer actitudes retrogradas.
Pues bien: Parece ser que esa modernización donde no aflore costumbres/sangre, no ha llegado al pueblo de Tordesillas donde el eliminar estructuras arcaicas y acometer lo racional, les suenan como algo así como blanquear las fachadas de sus casas..
Hay tradiciones que se conservar amparadas en un símbolo. Todo seria respetable si no hubiera sangre como espectáculo ni muertes por victoria. Muchas de las llamadas tradiciones, que se observan en el día a día, son retoques del pasado .Que se adulteran y adapta a nuevos cambios y que realmente, han salido fortalecidas. Sin embargo, parece ser que tiene que haber sangre por medio para que mentes retrogradas se diviertan. Gentes en que el sacrificio de un animal, impregnado de su líquido vital y destrozado por dentro, es mantener una tradición aunque se estanquen en su tiempo. No dan más en su entendimiento. Que tienen una barrera cerebral que les impiden tomar conciencia de que lo que le gusta, es una barbarie. Así tenemos a complacientes adeptos a ese brutal espectáculo donde observan y jalean a satisfacción al verdugo inculto de turno no al animal rogando piedad.
Hay que acabar con estos circos donde se ponen en duda nuestra cordura y civilización. Los infames teatros que nos encasilla a todos. Los que nos lleva al medieveo al ver como aun existe gentes con rituales primitivos exponiendo cobardía. La demencia de los toreros que aun se empeña en que es arte lo que practica. Cuasi-dementes que no se enteran que cada vez que aplica la tortura a un animal, está favoreciendo al movimiento antitaurino. Según Alfred Cole, “La tauromaquia no puede esconder sus grotescos derivados de insanidad colectiva ridículamente justificada”
Las lanzas de Tordesillas y los estoques de los toreros y aun hay gente que definen y catalogan a España como modelo de modernidad, todo ello sin saber o notar que este “moderno País” conserva en pleno siglo xxi tradiciones que matan.
Juan Marcelo
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