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La fiesta de Halloween que celebramos la noche del 31 de octubre, año tras año, va quitando protagonismo a nuestro tradicional Día de Todos los Santos, 1 de Noviembre y al Día de Difuntos del 2 de Noviembre.
Realmente estos tres rituales que se celebran en tres días contiguos, se remontan cada uno de ellos a tiempos muy remotos y ha sido a lo largo de los años que se han ido fusionando entre sí y recibiendo aportaciones de otras tradiciones para transformarse en lo que son hoy en día, un tributo a los muertos que cada cultura interpreta a su manera.
La muerte ha despertado siempre la imaginación del ser humano a lo largo de los siglos creando de forma muy prolífica distintas visiones de ella y diferentes formas de aceptarla y encajarla en la cultura, de hecho hoy en día es difícil encontrar dos partes del mundo en las que estas liturgias sean idénticas.
La muerte como ritual en España
Realmente tal y como conocemos hoy en España estas celebraciones, son una mezcla de aportaciones de diferentes culturas como la Cristiana, Celta, Romana, Maya o Totonaca, que pasa de ser festiva, no sin cierto morbo, a ser un acto solemne y triste de recuerdo a los que ya no están entre nosotros ¿O si están?
Tradición Celta (Pagana):
Este día, o mejor dicho noche, es conocido como Halloween, que es una contracción de la expresión “All Hallows' Eve” y que traducido al español es “Víspera de Todos los Santos”. Se celebra, como es lógico, la noche del 31 de octubre y su origen se remonta a la cultura Celta, de hecho esta festividad era conocida como Samhain, que significa fin del verano y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura, el invierno- Los Druidas celtas creían firmemente que durante este día, la línea que separa el mundo de los vivos del de los muertos se estrechaba hasta permitir que los espíritus, buenos y malos, pasaran a nuestro mundo. Los ancestros familiares, por lo tanto buenos, eran invitados y homenajeados pero había que evitar que los espíritus malignos dañaran a los vivos y de ahí proviene el uso de trajes y máscaras, a la necesidad de ahuyentarlos. Esta tradición pagana estaba tan arraigada que la iglesia católica intentó suplantarla por una festividad católica, el Día de Todos los Santos, que fue trasladado del 13 de mayo al 1 de noviembre.
Tradición católica:
Estas celebraciones en realidad comenzaron como una fiesta para honrar a personas que, debido a su maldad, habían sido destruidas por Dios en los días de Noé (Gén. 6:5–7; 7:11.). Más tarde se fueron transformando en oraciones para los fallecidos, y muy especialmente, para aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio, creyentes que al morir no habían sido limpiados de pecados veniales que cometieron en vida.
Esta celebración que fue llamada “Conmemoración de los Fieles Difuntos” se remonta al año 998 donde en el sur de Francia, el abad San Odilón, fija como fecha de celebración el día posterior al de Todos los Santos creando una “oración de difuntos” para este día.
Con el paso de los años se comenzó a rezar por todos los familiares fallecidos y los católicos se veían en la obligación de ir a la “Misa de difuntos” y de visitar a sus difuntos en los cementerios para presentarles sus respetos rezándoles y agasajándolos con flores.
El Día de Todos los Santos es una tradición católica hecha para recordar a todos los santos, conocidos y desconocidos, y así compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. Podríamos afirmar que esta festividad ha quedado solapada por las otras dos, relegándola a católicos muy practicantes.
Tradición Maya o Totonaca:
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en América son anteriores a la llegada de los españoles, de hecho estas celebraciones en las culturas mexica, maya, purépecha y totonaca se llevan realizando desde hace al menos tres mil años, ya que era costumbre en la era prehispánica conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
Realmente este ritual se celebraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y duraba un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" que a su vez era esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos.
Cuando los españoles llegaron a América quedaron aterrados por las practicas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia el inicio de noviembre para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de Todos los Santos. Hoy en día estas celebraciones a pesar de estar asociadas a la muerte se celebran de forma alegre con fiestas, disfraces, regalos y comilonas, se adornan los cementerios con flores, regalos e incluso se lleva al difunto su comida preferida.
Vemos como a lo largo de la historia se han ido moviendo fechas y cambiando tradiciones, sin embargo hay una fecha que ha permanecido perpetuamente inmóvil, la noche de Samhain, “cuya etimología viene a decir ‘fin del verano”, que celebraban los antiguos Celtas pobladores también de la península ibérica que viajó hasta América para transformarse en la actual fiesta de Halloween, nombre con el que nos ha vuelto, y al parecer para quedarse.
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