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Una de cada 3 personas podría tener cáncer en el futuro. Actualmente el cáncer es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. Y se prevé que el número de casos aumente en un 70% en los próximos 20 años. Pero podríamos frenar este terrible incremento con medidas preventivas y un estilo de vida saludable.
Con el término cáncer abarcamos un grupo de más de 100 enfermedades; pero todas con un denominador común: una célula normal se torna tumoral por el mal funcionamiento de ciertos genes y crece y se multiplica de forma descontrolada. Y esas células tumorales invaden partes adyacentes al lugar en el que surgen o, incluso, se propagan a otros órganos, proceso conocido como metástasis.
El cáncer comienza en una célula normal que se transforma en tumoral como resultado de la interacción de factores genéticos del paciente y agentes cancerígenos externos físicos (ej. radiaciones), químicos (ej. amianto, humo de tabaco, contaminantes de los alimentos o del agua de beber) y biológicos (ej. infecciones causadas por determinados virus, bacterias o parásitos).
También el envejecimiento es factor fundamental en la aparición del cáncer. La incidencia de esta enfermedad aumenta mucho con la edad: se van acumulando factores de riesgo y se suma la probable pérdida de eficacia, por desgaste, de los mecanismos de reparación celular.
En una pequeña proporción de casos (5-10%) el individuo ha heredado la mutación de algún gen que funciona de forma defectuosa y tiene, por ello, predisposición hereditaria a padecer cáncer. Pero en el 90 ó 95% de los casos nacemos con nuestros genes funcionando correctamente. Sin embargo, con el paso del tiempo, el material genético va acumulando mutaciones tanto por factores internos como externos, que pueden volverlo defectuoso y hacer que una célula normal pierda el control de su función y se vuelva cancerígena.
Pero, aunque hay factores que escapan a nuestro control, como los genéticos o el envejecimiento que acabamos de mencionar, sí podemos influir en otros factores, también muy determinantes, de nuestra vida diaria. Porque alrededor de un 30% de las muertes por cáncer son debidas a 5 factores de riesgo dietéticos y conductuales que hacemos mal: 1) índice de masa corporal elevado, 2) ingesta reducida de frutas y verduras, 3) falta de actividad física, 4) consumo de tabaco (causa más del 20% de las muertes mundiales por cáncer) y 5) consumo de alcohol. Es decir, factores de riesgo que podríamos controlar nosotros fácilmente con de hábitos de vida más saludables.
Por ello, y con el aval de estudios científicos, los especialistas de salud subrayan que si seguimos unas sencillas recomendaciones, y somos felices, podríamos tener un 30% menos de posibilidades de tener cáncer, puesto que eliminaríamos muchos factores de riesgo.
A ese conjunto pautas de vida sana, para no dar facilidades al cáncer sino ponerle barreras, se le conoce como prevención primaria:
Deje el tabaco (Los fumadores tienen un riesgo permanente de 33% de fallecer en fecha prematura).
Controle exceso de peso o la obesidad.
Siga una dieta sana rica en frutas, verduras, y hortalizas (5 raciones al día) y baja en azúcares y grasas. Disminuya la ingesta de carnes rojas y de carnes procesadas.
Realice ejercicio moderado ( 30 minutos o más al día en adultos, por ejemplo caminata)
Modere el consumo de bebidas alcohólicas (Una unidad en mujeres y dos en hombres).
Evite la exposición excesiva al sol, especialmente en los niños y en las horas centrales del día.
Las personas que tienen tendencia a presentar quemaduras deben protegerse del sol durante toda la vida.
Controle la exposición al humo generado en la vivienda por la quema de combustibles sólidos.
Controle las infecciones por VHB, VHC y PVH (virus de la hepatitis B, hepatitis C y papilomavirus humano). En España, la vacunación universal de la hepatitis B y del VPH está integrada dentro del calendario vacunal.
Reduzca la exposición a la radiación ionizante (ocupacional o pruebas médicas radiológicas).
Evite en lo posible la contaminación del aire de las ciudades.
Controle los riesgos ocupacionales de los lugares de trabajo.
Aplique estrictamente la legislación en cuanto a exposición a sustancias cancerígenas y siga las normas de seguridad y protección que se indiquen.
Después, esa vida saludable se ha de complementar con la vigilancia de una serie de signos y síntomas de alarma que es bueno que conozcamos para saber detectarlos en caso de tropezarnos con ellos para, ante un eventual cáncer, poder detectarlo precozmente. Los síntomas pueden ser generales como astenia, anorexia o pérdida de peso sin causa aparente y que pueden serlo también de otras enfermedades. No hay que asustarse, pero es mejor prevenir.
Consultaremos al médico si observamos síntomas generales como los mencionados u otros más concretos como: úlcera en la boca que en 4-5 semanas no cicatriza, ronquera persistente de 4-5 semanas, expectorar sangre, descubrir una mancha en la piel que cambia de tamaño o sangra, bulto en la mama, así como sangre en orina o heces o, también, fiebre prolongada sin causa conocida.
En la tabla siguiente se describen los signos y síntomas más característicos de presentación de los diferentes tumores. El médico de Familia es quien ha de valorar si éstos presentan, o no, probabilidad de cáncer. Pero nuestra alerta inicial puede ser un paso crucial tanto para descartar como para atajar en sus estadios iniciales alguna posible anomalía.
Tabla de Signos y síntomas de sospecha de cáncer
Tipo de cáncer Signos y síntomas
Mama Bultos o tumores, cambios y/o secreción por el pezón, cambio en el tamaño o forma de la mama y alteraciones cutáneas.
Cérvix Sangrado o secreción vaginal, dolor o presión en la zona pélvica.
Endometrio Sangrado o secreción vaginal en mujeres posmenopáusicas.
Ovario Sangrado o secreción vaginal, dolor o presión en la zona pélvica, dolor en la zona abdominal y espalda, hinchazón debajo del estómago, cambios en los hábitos urinarios.
Cáncer colorrectal Anemia, rectorragia, síntomas abdominales de más de 3 meses de duración (estreñimiento crónico, dolor abdominal, pesadez).
Próstata Dificultad para empezar a orinar; flujo de orina débil o interrumpido; micción frecuente especialmente por la noche; dificultad para vaciar la vejiga por completo; dolor o ardor al orinar; sangre en la orina o el semen; dolor persistente en la espalda, las caderas o la pelvis y dolor al eyacular.
Piel Una herida que no cicatriza. La regla del ABCD es muy importante, ya que define las 4 características fundamentales del melanoma: A)Asimetría, B)Bordes irregulares, C)Heterogeneidad o igualdad de colores y D)Diámetro para indicar lesiones de un cierto tamaño, generalmente con un diámetro > 6 mm.
Pulmón Tos persistente o que empeora; dolor de pecho; dificultad para respirar; sibilancias; hemoptisis (tos o expectoración con sangre de las vías respiratorias); astenia; pérdida de peso sin causa conocida.
La mortalidad por cáncer se puede reducir enormemente si los casos se detectan y tratan a tiempo. Las actividades de detección temprana tienen dos componentes: el diagnóstico temprano y el cribado o prevención secundaria. El diagnóstico temprano lo facilita el conocimiento de los síntomas y signos iniciales y permite tratar precozmente el cáncer en sus estadios iniciales. El cribado tiene por objeto descubrir a los pacientes que presentan anomalías indicativas de un cáncer determinado o de una lesión precancerosa y así poder diagnosticarlos y tratarlos prontamente. Los programas de cribado son especialmente eficaces en relación con tipos de cáncer frecuentes para los cuales existe una prueba de detección costoeficaz, asequible, aceptable y accesible a la mayoría de la población en riesgo (Mamografías, revisiones ginecológicas…etc.)
Como hemos resaltado, la mayoría de los cánceres son esporádicos, es decir, debidos a una mutación de los genes adquirida a lo largo de la vida por factores diversos. Y nuestro modo de vida puede jugar, tengámoslo presente, un papel muy importante.
Aunque la mayoría de los cánceres son esporádicos y los cambios genéticos celulares de los mismos son adquiridos, existe un porcentaje de casos con mutaciones genéticas hereditarias. En estos casos una historia clínica detallada permite identificar a los individuos con predisposición hereditaria al cáncer. Estos grupos de población minoritarios se podrían beneficiar de estrategias de vigilancia que comenzasen a una edad más temprana de la habitual, y del consejo y análisis genético en unidades especializadas.
Autores:
Fernando Yélamos Rodríguez
Médico Internista adscrito al Servicio de Medicina Preventiva (H. Torrecárdenas)
Liliana Canosa Ruiz
Jefa del Servicio de Oncología del Hospital de Torrecárdenas
Colabora: Asociación Española Contra el Cáncer
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