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¿Qué tempestad podrá superar al ego humano? Solo por un día sería increíble que el ego humano fuese derrotado, entonces, podríamos decir que somos dignos pobladores del planeta tierra y, sobre todo, dignos vecinos, mejores compañeros.
La fatalidad de nuestra era es el egoísmo desmesurado, en todas las facetas de nuestra vida, actuamos con un egoísmo incalculable en su valor cuantitativo y cualitativo. Para aliviar dicha fatalidad, durante una semana al año rezamos, intentamos purgar todos nuestros pecados, implícitos por el ego. Rezamos a fútiles figuras, inanimadas, carentes de vida, que por el contrario, llevados por nuestro ego, queremos darle la mayor vida posible, sobre todo, para sentirnos en paz con nosotros mismos.
Un día, es lo que haría falta, solo por un día, y quizás avanzaríamos como especie. Nos encontramos en lo más profundo de nuestro ego, la especie humana parece sumida en un punto de no retorno. Cierto es, que el pensamiento fatalista sobre el devenir de la especie humana no es exclusivo de nuestra generación, desde la Antigüedad, hasta nuestros días, se ha pensado siempre en el fin del mundo. Pero, en este caso, es significativo, ya no se piensa tanto en el fin del mundo, pero sí, en cómo nos dirigimos hacia él sin frenos.
El egoísmo se apoderó finalmente de la especie humana. Y éste, finalmente se trasladó a la política nacional de prácticamente todo el mundo. Con mi hambre no te metas.
Miguel Ángel Cayuela Berruezo
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