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Entendemos los esfuerzos de algunos por fumigar de la actualidad, en fechas electorales, los temas que no conviene programar a su teleadoctrinada parroquia. Sin embargo hemos de destacar que la deuda de gratitud que tenemos los exiliados andalusíes, proscritos o no, con los Pueblos indígenas de México y de toda Nuestra América no podrá ser evaluada por su magnitud, ni satisfecha nunca. ¡Cuántos perseguidos por el inquisitorial clerical-imperialismo, demonizados como herejes, fueron acogidos entre sus tribus como uno más en las selvas, las montañas o los desiertos, y hasta hoy en justa correspondencia les han ayudado en su resistencia frente a la asimilación, al expolio de sus tierras, luchando contra el genocidio final...!
Lo mismo puede decirse de aquel inmenso Continente de Abya Yala (la mal llamada américa). Tal era la obsesión aniquiladora contra los moriscos andalusíes - perseguidos por ser de sangre sucia en su terminología racista - que a los templos de las grandes Civilizaciones Indígenas los denominaban las mezquitas de los indios para demolerlos o quemarlos sin escrúpulo alguno junto con sus Textos Sagrados. El apóstol Santiago de matamoros pasó a llamarse mataindios al cruzar el Charco... aún hoy se le considera oficialmente, espadón en mano, patrón de expaña.
La brutal invasión, exterminio y saqueo colosales en Las Indias no puede explicarse sin el beneplácito del papado de su tiempo. Su autoría intelectual no admite más controversia que desde la demagogia. Al no haber conocido sus antepasados a cristo, según los frailes castrenses, los que persistiesen en su paganismo por lo tanto no tenían alma. Valían lo mismo o menos que los animales. Las Bulas Alejandrinas, rubricadas entre el papa Borgia Alejandro VI - de amargo recuerdo también para los luteranos y los andalusíes del Reino de Granada - y los reyes de Castilla y Aragón daban patente de corso al naciente imperialismo intercontinental. Con posterioridad el Tratado de Tordesillas haría extensivo a Portugal los incalculables beneficios de la rapiña de los recursos naturales indígenas, reducidos a servidumbre perpetua. Negros y chinos no tardarían en sumarse como esclavos a la fiesta de la hispanidad junto a moriscos, sefardíes, guanches, gitanos, filipinos, magrebíes, etc.
¡Cuántos desheredados o exiliados políticos, huyendo de la brutalidad monárquico-papista han arribado a las costas de la gran Nación Azteca y siempre han sido acogidos como hermanos! Podríamos señalar sólo una memorable ocasión: la del rescate de decenas de miles de republicanos españoles que estaban a punto de ser aplastados por la bota nazi-fascista en la Posguerra. Por eso lacera el alma observar a sensibilidades en apariencia de izquierda burlarse de los mexicanos y de su noble Presidente, López Obrador, insultando la inteligencia de los que orgullosos asistimos a este momento histórico, tan sólo por instar al honorable ejercicio del perdón. Y gracias de todo corazón a doña Beatriz Gutiérrez, esposa del Sr. López Obrador, por su esfuerzo generoso en que la propaganda clerical-fascista española no silencie o minimice esta vesánica barbarie de siglos contra los Pueblos y la Humanidad.
Al contrario de lo que afirman las sesgadas versiones malintencionadas de los voceros del clerical-imperialismo, el Presidente mexicano se ha referido en todo momento a que el perdón debería manifestarse por TODOS, incluido él mismo... ¡qué grandeza de espíritu, porque el perdón une, y el odio divide! (por eso los nacionalistas españoles, y tantos de sus clérigos ultramontanos esconden la sotana y van de civil... producen náuseas en el mundo entero, y les cuesta trabajo viajar a no ser disimulando su procedencia y su condición prototalitarista).
Las Cartas Históricas remitidas al papa y al último Borbón, al hijo del rey de Franco, instándoles en Cuaresma a cultivar el sabio Perdón han sido tergiversadas por sus detractores de modo torticero, empezando por el pituco estómago agradecido Vargas Llosa o el arrogante murciano Pérez Reverte - pedimos que sea declarado Persona non grata en toda Latinoamérica -, el cual se cree castellano viejo en sus delirios noveleros, y al pobre infeliz todavía le huele su fétido aliento a alpargata morisca y vergajazos del amo castellano.
El relativismo moral parajesuítico para eludir responsabilidades históricas hace tiempo que yace arrumbado en el sótano de los Horrores de la Inhumanidad. Cuando el Estado vaticano - creado por Mussolini en 1929 - afirma que su jefe de Estado ya se disculpó por los pecados cometidos por sus sanguinarios correligionarios bautizados de aquellos tiempos, recordemos que no lo hizo Ex cathedra, por eso carece de validez alguna. Si lo hubiese hecho las anatemizaciones a los cínicos xenófobos fanáticos del supremacismo imperial-papista no podrían enumerarse. Lo de siempre: humo de pajas... y a dios rogando y con el mazo dando.
En suma, ya hay que ser racista y mezquino para sentirse agraviado por pedir cultivar el ejercicio abrahámico del perdón (común a cristianos, judíos y musulmanes). Perdón, y nacionalidad de paso, que sí ha otorgado Felipe de Borbón en comparativo agravio a los sefardíes, siendo este genocidio de 1492 anterior al perpetrado contra indios y moriscos (sin importarle además que esos mismos sionistas que le otorgan medallitas y homenajes sigan masacrando al Pueblo palestino). Ya se sabe... como afirmaba el célebre andaluz Cánovas del Castillo, "español se es cuando no se puede ser otra cosa".
Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador de Liberación Andaluza
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