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¡¡¡Puedo hasta jurarle, Agente, que mi Empresa, antes de irme de vacaciones, estaba aquí!!! ¡En este sitio! Donde usted y yo estamos pisando. ¡¡¡En este terreno…!!! Estos cabrones, han desmantelado y descolocado la Empresa antes de poner yo la sombrilla en la playa. (Extracto de un artículo que escribí hace unos años coincidiendo cuando al Fórum Filatélico se le desteñían los sellos, Aznar acariciaba su carpeta azul, Jordi Pujol e hijos, hacían turismo por los Pirineos y Santiago Abascal hacía su primera comunión prometiendo fidelidad al Clero.
Algunos/as abogan en plena palestra calina y sueltan aquello de “las merecidas vacaciones” aun a sabiendas que algunas/os, van a precisar de una bien planificada operación de estética para recuperar el aspecto que tenía antes de comenzarla y no dar tantas riendas sueltas a su entusiasmo recordando lo bien que le sentaba el bañador el año pasado y más cuando ese bañador ha sido adquirido con parte del sueldo atesorado…, denodado esfuerzo laboral y acopiar dinero de ese sacrificio destinado a su ocio estival, y al volver, encuentra a su empresa con el portón bajado haciendo unos extraños, chocantes e insólitos “inventarios”.
Las vacaciones, son perniciosas y tendrían que prohibirlas aunque sea por Decreto Ley: No se puede poner a una plantilla de trabajadores en una dinámica malsana del trabajo continuado durante once meses y en un mes, mandarlos todos al recreo y después volver al tajo a por otros once meses más. Además; los hombres y mujeres, no estamos preparados para el trabajo y así aparece y queda reflejado en un rincón del Génesis que pasa con malsana intención desapercibido. Que nuestro destino era un Paraíso y disfrutar de sus frutos sin pagar aranceles ni comunidad. Que el taparrabos (dichosa palabra que siempre me ha impresionado y que no tengo ni puta idea del por qué) nos eximia de abonar agua, luz, basuras y hasta impuestos que podía aumentar un Alcalde caprichoso. Lo malo y pernicioso del caso, es que alguien metió la pata, (no…no era Albert Rivera) y fuimos desterrados. Mucha parábola del Hijo Pródigo pero no hubo marcha atrás y la expulsión de ese Edén se hizo más fulminante que cuando un portero de Discoteca te desaloja del recinto. Piensa uno en su “teoría de las penumbras” que si Dios hubiera obviado hacernos a su imagen y semejanza, (puntualizo que no había espejos en esa época lo cual es disculpable la imagen que exponemos) nos hubiera dotado de seis piernas y diez brazos; el trabajo estaría relacionado/justificado para ponernos en disposición laboral los miembros que nos sobra. Pero no: Nos hizo tal como somos por la sencilla razón de que estemos preparados para el trabajo y secundar ese horario laboral típico de agentes negreros cuya directrices marca la Patronal, lo cual, es sencillamente comprensible que según lo reseño y encima resumo…, serian once meses de ocio/asueto y un mes para descansar que dicha Patronal especula y encima, no admite. No olvidemos que estamos hechos para no dar un palo al agua (donde quedan excluido políticos de añeja figura que fustigan muy bien con el palo y navegan en su sueldos con gran soltura) y que nos ha reconducido por la vereda del trabajo, el sufrimiento y las penalidades por mas que se hayan inventado Sindicatos que antes eran de Clase y ahora andan desclasados inventado Huelgas Generales de mercadillos rurales.
-La única pega que tengo – aduce mi regadera muy reflexiva ella – es que al haber sido creados con seis piernas y diez brazos, imagínate el momento actual y no tardaríais despeñaros por la bancarrota económica. Sin con dos manos, ya se mete dinero en la caja, fácil cálculo es tener diez brazos y sus correspondientes manos. Imagínate veinte manos metiendo mano al mismo tiempo: Uno detrás del otro.
-¡Inteligente deducción! – exclamo para después añadir- ¿Y de las vacaciones?
-Pues…
-¡Pues, nada…! –aprovecho el espacio que deja sus titubeos sin respuestas – La vacaciones, no tiene sentido y soy muy consciente del favor que le estoy haciendo a la Patronal. Se descoloca el personal; le hacen perder el ritmo y en su vuelta surge la daga de la depresión cual tótem maligno que aparece colgada en la puerta del taller recordando el sabor a sal cuando recogemos nuestra sombrilla que no se aleja o el frescor y aroma del campo bajo un abeto que persiste en nuestras fosas nasales. Aquí, lo que se trata, es que volvamos de nuevo al Paraíso. Que se nos dé una segunda oportunidad prometiendo desterrar de nuestra dieta la manzana. Señalar que ya son muchos años de castigo. Que nuestra frente, ya no soporta tanto sudor. Que creemos profundamente en ti cómo nuestro Dios verdadero o irreal, - qué más da si tu voluntad es no hacernos trabajar - que siempre viene bien aunque tengamos que contemplar a tíos que se ponen el bañador encima de los calzoncillos en un acto de sujetarse bien sus atributos. La pista/estela que nos dejas de que los parados ya son enjambres y se acumulan en colmenas, nos es suficiente. Un gesto tuyo, será para salvarnos del trabajo prometiendo volver aunque sea a través del tétrico y lúgubre “Rosario en Familia”
-Vale…vale… - asiente mi regadera - Todo es esta muy bien… pero, ¿De qué viviríais?
-¡Muy fácil! – contesto convencido – Sin contar vacaciones raramente pagadas; horas extras que no cotizan, la inteligencia de nuestros jóvenes mal aprovechada sirviendo cervezas en terrazas, sueldos de miseria, esclavas de almacenes y de la indemnización que nos corresponde por tantos y tantos años de trabajo contra-natura; la compensación debe de ser jugosa/suculenta: ¿Te parece poco?
Juan Marcelo
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