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Manuel Carrasco está feliz, más bien eufórico. Tras llenar el Wanda Metropolitano con 50.000 personas, o el Benito Villamarín con 45.000, esa alegría la transmitió anoche a los más de 6.000 almerienses que llenaron el Recinto del Ferial para contemplar un espléndido concierto. La visita del artista onubense se enmarca dentro de la gira de presentación de su último trabajo discográfico ‘La Cruz del Mapa’ y dentro del Almería Summer Festival que organiza el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.
La expectación era enorme. Desde un par de horas antes ya se podían ver colas en los aledaños del recinto de conciertos. Cientos de almerienses que, mientras esperaban, no dejaban de mirar a un cielo encapotado que presagiaba malos augurios. Pero la música puede ser más fuerte que la lluvia, que apenas inquietó el desarrollo del concierto con unas pocas gotas. De hecho, Manuel Carrasco bromeó sobre el asunto “hemos traído un poquito de agua como efectos especiales, espero que os haya llegado a todos”.
El autor, uno de los máximos exponentes de la canción romántica en España desde hace más de una década, ha demostrado ser siempre un artista cercano y de calle. Tal es así, que incluso el concierto comenzaría con él sentado en un banco, para cantar ‘Yo Quiero Vivir’. Fue el primero de los treinta temas que Manuel y su enfervorizado público cantarían con el alma en la garganta.
Con grandes pantallas a su espalda y otras dos más grandes en los laterales para que nadie se perdiera detalle de la actuación, Manuel Carrasco ha diseñado un repertorio que combina con maestría los temas rítmicos, entre el pop rock y la querencia rumbera, con grandes baladas de las de mechero, o ya más bien móvil, en alto. ‘Aprieta’, ‘Los Primeros Días’, ‘Que Nadie’…
Comprometido con su tiempo, Carrasco interpretó ‘Vete’ como un canto certero contra la violencia machista. Y, tras ‘Llámame Loco’, confesó que ‘Mujer de las Mil Batallas’ es una de las canciones más especiales que ha compuesto. Aunque seguro que cada uno de los asistentes tendría su favorita y es difícil que no la interpretara en un repertorio generoso. ‘Ya No’, ‘Te Veo Entre La Gente’, ‘Uno Por Uno’, ‘Menos Mal’, ‘Soy Afortunado’, ‘Dispara Lentamente’, ‘Me Gusta’ o ‘Sabrás’ sonaban con el equilibrio justo entre la precisión y la cierta libertad de hechuras que se pide a cualquier concierto para que los músicos puedan flotar con libertad entre acordes y arreglos.
Comandados por su primo David Carrasco como director musical, teclado y saxofón, la banda en esta gira de ‘La Cruz del Mapa’ se completa con Roberto Sánchez Lavella y François Le Goffic a la guitarra, Javier Lozano Sánchez al teclado, Cristian Rodrigo Concha Díaz en la batería y José Alberto Curioni al bajo. Un grupo cada vez venido a más con una escalada vertiginosa de emociones hacia el primer final con ‘Y Ahora’, ‘Amor Planetario’, ‘Siendo Uno Mismo’, ‘Te Busco En Las Estrellas’ o la celebrada ‘No Dejes de Soñar’, que conquistó con su mensaje catártico antes de despedirse momentáneamente con ‘Tambores de Guerra’.
Los bises arrancaron con Manuel Carrasco al piano, ya durante el concierto había cogido su guitarra, para interpretar de forma descarnada ‘Mi Única Bandera’ y ‘Yo Te Vi Pasar’. Momentos cercanos y directos antes de recordar ser ‘Siempre Fuertes’, para creer en uno mismo en ‘Déjame Ser’ o para cantar una vez más al amor en ‘Tan Solo Tú’. Antes de los dos últimos temas, eufórico por el transcurso de la velada, sin lluvia, con un sonido perfecto y una voz pletórica, Manuel Carrasco deleitó a los presentes con una suerte de bulería dedicada a Almería, con referencias a la Alcazaba, al Cabo de Gata o a la gastronomía, para, con los jaleos y vítores del público acabar ‘En El Bar de los Pesares’ y recordando: ‘Qué Bonito Es Querer’. Anoche, tras dos horas y media de concierto, quedó claro una vez más que Manuel Carrasco y su público se quieren y mucho.
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