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Debido a esta pandemia…, a este claustro consentido y que nos anima a ser solidarios - detalle muy olvidado en nuestra convivencia - surgen nuevos y hasta añejos gurús –especie de curanderos con bastón y mando en la tribu – que no manda el mensaje de que sabe el remedio a nuestros males.
Que ellos, cual profeta con tecnología a mano sacrificando la ignorancia ajena, ya vaticinaba nuestra dolencia y habían preparado previamente el antídoto en nuestra curación. Suelen rodearse de sapiencia y sabiduría en sus aplicaciones:. Doctores de remota pseudo-ciencia y en posesión de su verdad. Apóstoles de lo incomprensible añadiendo dudas a sus prescripciones pero al tratarse de personajes fuera de nuestro ámbito fronterizo, parece que se le asigna el prestigio y autoridad ya que al no ser español, goza de mayor credibilidad aunque sus métodos, técnica y procedimientos, sean un bulo.
Puede que esos bulos, falsedades o engaños, sean bien avenidos en Países que consideramos como tercer mundo dado que el primer mundo no les deja crecer y están acostumbrados a soportar yunques y martillos, pero no en un País como España cuya Sanidad envidia naciones más avanzadas. Tenemos los mejores médicos cuyo compromiso con la sociedad, es un manifiesto a su dedicación.
Mejores cirujanos/as cuya responsabilidad y compromiso, es un patrimonio que no se ha abandonado pese y después de los recortes sufridos. Enfermeras/os dejando su piel en atenciones al enfermo multiplicando sus esfuerzos que antes no valorábamos y que ahora, suplicamos esas atenciones para intentar vivir todas las sensaciones buenas que nos ha deparado la vida.
Sabemos que la oportunidad de salir a la calle después de superar esta pandemia, es quedarse en casa ante un enemigo invisible que se ha adueñado de nuestra vida y nos va a ser cambiar hacia otro mundo que desconocemos. Quizás sea para mejor…, o peor. En esto, no entran los gurús mediáticos de recetas milagrosas para combatirla; lo suyo es la falacia de buscar un renombre que les encumbren a la esfera de la notoriedad a través de informaciones falsas, quiméricas, que la Redes Sociales les facilitan y de ellas se aprovechan. Hay que tener sumo cuidado en no caer en brujos con soluciones inmediatas que echan de menos un tótem de sacrificio; los llamados gurús de estampida.
Tenemos una oportunidad: Una oportunidad para ser supervivientes y es seguir las instrucciones que nos aconsejan los que se preocupan que el baremo productivo no merme e implicar a la sociedad a manejar nuevos pasos futuros olvidando los ya conseguido. Recordar con detalles la eficiencia de Gobiernos inoperantes y esperanzado a los que actualmente nos gobiernan para acabar con algo que no esperábamos y nos ha cogido con el biberón en la mano.
Que vuelvan los abrazos; las tertulias, besos y salutaciones a través de las manos. Para ello, tenemos a esforzados y arriesgados sanitarios y sus recomendaciones aislando informaciones y remedios de maestros y mentores que buscan un protagonismo que antes no tenían con fórmulas de difícil comprensión que anidan con tenebrosa persistencia usurpando encuadres tecnológicos.
Que nuestras manos las utilicemos para aplaudir a los que exponen su vida para salvar otras y nos dejemos de mensajes sublímales y milagrosos: el verdadero milagro esta y consiste en mantenernos firme en casa pensando de que de esta, vamos a salir.
Juan Marcelo
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