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Durante las próximas semanas vamos a ir profundizando en las causas y en los caminos necesarios de respuesta al reto del momento presente en la Iglesia. Y este baño de análisis de la realidad, nos ayudará a evitar la tentación de quitar importancia al momento que estamos viviendo y de conformarnos con ir solamente parcheando a la espera de tiempos mejores.
Resulta clamoroso, que en los diferentes mentideros y conversaciones sobre la situación por la que atraviesan la mayoría de las diócesis, congregaciones y parroquias, es frecuente que afloren algunas preocupaciones recurrentes, como la falta y el envejecimiento del clero, la disminución de la práctica sacramental, la ausencia de jóvenes, la falta de relevo generacional…
Estas preocupaciones prácticas son signo de un malestar de fondo que proviene de la asunción de que los católicos españoles, igual que en otros países de Europa, han dejado de ser la mayoría sociológica, para ser una minoría importante y significativa, pero minoría.
El hecho es que estos cambios numéricos no pueden ser considerados solamente como cambios cuantitativos, sino que, dado el volumen de su disminución, han pasado a convertirse en cambios cualitativos. Y con ello, y esto es lo más grave, hemos tomado conciencia de que nos encontramos en una situación en la que ya no somos capaces de responder a muchos retos que anteriormente afrontábamos con naturalidad, y que en nuestro seno existen algunos sectores enteros que se colapsan. Siendo alguno de los más significativos, el envejecimiento del clero y la falta de relevo vocacional
En efecto, una de las situaciones que en muchas diócesis se vive con mayor angustia es la falta de clero. Y es que la pirámide de edad del clero español se encuentra claramente invertida, pues una mirada a los datos de las diócesis españolas recogidos en la página de la Conferencia Episcopal Española nos permite comprobar que los sacerdotes jubilados son más que los están en activo con cargo pastoral y que el número de sacerdotes ordenados en cada una de las diócesis españolas arroja un balance desesperanzador.
La falta de relevo generacional del clero español se ha convertido en un problema, casi me atrevería a decir en una pesadilla, que muchas diócesis ya no son capaces de afrontar creando unidades pastorales, porque la situación comienza a ser insostenible con las respuestas que hoy damos. ¿Deberemos resignarnos a caminar en una dirección que nos lleva al colapso pastoral o, por el contrario, la situación nos aboca a imaginar nuevas respuestas?
Jesús García Aiz
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