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Los continuos aplausos reflejaron en la tarde de ayer, domingo, el estado de emoción en el que se encontraba el público. Ha sido un concierto histórico, que se recordará por la calidad y por la grandeza del protagonista. Grigory Sokolov sienta cátedra y admiración allí donde participa e incluirlo en el cartel de primavera del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, con la colaboración de Clasijazz, ha sido todo un lujo.
Con entradas agotadas, Grigory Sokolov ha superado las expectativas, ofreciendo un concierto con gran profundidad en la interpretación de las obras. Su pulcritud a la hora de tocar las composiciones, la excelencia de la musicalidad y la naturalidad de sus movimientos ha emocionado a los asistentes, entusiasmados con su actuación.
En la primera parte del concierto ha interpretado ‘Cuatro polonesas de Frederic Chopin., y tras el descanso ha continuado con los preludios op. 23 de Sergei Rachmaninoff. Gregory Sokolov ha sido fiel a prestigio. Una sobriedad ante los oyentes que no le distrae de lo más importante, tocar el piano. Una escenografía básica, fondo negro, al igual que el color del piano y el traje del músico, para centrar las miradas en una ejecución sin florituras y toda la atención puesta en la música.
Grigory Sokolov nació en Leningrado (ahora San Petersburgo) el 18 de abril de 1950. Comenzó a tocar el piano a los cinco años y a los 16 años se convirtió en el músico más joven en recibir la Medalla de Oro en el Concurso de piano Internacional Tchaikovsky en Moscú. A partir de ahí ha dibujado una trayectoria extraordinaria, actuando extensamente como solista con orquestas del más alto calibre, trabajando con, entre otros, la Filarmónica de Nueva York, la Royal Concertgebouw Orchestra Amsterdam, la Philharmonia de Londres, la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks y Munich Philharmonic, antes de decidir centrarse exclusivamente en dar solo recitales. Se trata, por tanto, de una leyenda del piano,
El carismático arte de Grigory Sokolov tiene el poder de generar la concentración necesaria para que el público contemple incluso las composiciones más familiares desde nuevas perspectivas. Durante el recital, atrajo a los oyentes a una relación cercana con la música, trascendiendo la exhibición superficial y el espectáculo para revelar un significado espiritual profundo. El arte de Sokolov se basa en los sólidos cimientos de su personalidad única y su visión individual.
En esta línea, a diferencia de muchos pianistas, Sokolov tiene un gran interés en el mecanismo y la configuración de los instrumentos que toca. Pasa horas explorando sus características físicas, consultando y colaborando con técnicos de piano para lograr sus requisitos ideales. Eso se traslada a su discurso musical, donde proyecta líneas melódicas impecables, ofreciendo una de las mayores experiencias clásicas que se han vivido en la ciudad.
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