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El hombre al esgrimir o impartir el concepto neutralidad, equidad o ego-justicia, cambia según el color del panorama que se le presenta y más cuando es propietario de un uniforme e intenta impartir la aludida justicia entre una dama de buen ver y un antagonista de aspecto nada seductor. De ello, se aprovecha la dama consciente de esa atracción para destacar esa estela en un cincuenta por ciento ese atractivo sicalíptico para resaltarlo y poner el cincuenta restante para significar su “caradura” que a buen seguro le sale mucho más rentable, prometedora y beneficiosa.
ELLA- ¿Quién da la vez?
EL-. Servidor señora: Soy el último.
ELLA-. Gracias por su franqueza. Entonces yo paso primero que usted.
EL-. ¿Por qué?
ELLA- ¡Acaba de decir usted que es el último!
EL- ¡El último antes de llegar usted...!
ELLA-. Exacto. Hago acto de presencia e insiste en proclamarse ultimo cuando realmente tendría que decir que es el penúltimo o el que cierra la fila ya que yo estoy aquí y ese puesto suyo seria el que me correspondería. Insisto en que yo paso antes que usted postergando por mi parte, cualquier comentario a su presunta y posible postura intransigente.
EL- ¡No estoy de acuerdo! Yo ya estaba aquí cuando usted ha llegado después.
ELLA-. ¡Mire usted, señor pertinaz! Lo primero que he preguntado es quien da la vez: Me ha respondido que es usted y encima se ha definido como último, cosa que yo he valorado positivamente y ahora pretende revocar todo lo anterior camuflando una incongruente alocución dialéctica de situación/ubicación para cambiar el orden final de la fila y hacerse la victima aferrado a una pobre imagen de mártir para así ofrecer una estampa de desprotección horrible que en nada favorece a su persona.
EL- ¿Yo? Es usted la que pretende, amparada por la condición de su género, en sacar partido de la situación. ¡Situación que no estoy dispuesto a alterar!
GUARDIA- ¿Qué es lo que pasa aquí?
ELLA-. Apuesto agente: Yo he llegado y he preguntado quien da la vez. Este señor ha reconocido que es el último, y en un gesto de honestidad, de la cual empiezo a tener mis dudas, se sitúa como ultimo a sabiendas que mi presencia en la fila es posterior He aplaudido esa sinceridad y le he advertido que entonces yo pasaría antes que él. No conforme con ello, me ha rodeado de proposiciones y ofrecimientos de dudosa…
GUARDIA-…Creo, de una forma racional y viendo el sentir de esta bella y hermosa mujer, deducir que está en su derecho en que prevalezca su argumento; su verdad. El concepto y reflexión que hace de esta enojosa situación es clara y concisa. El nítido razonamiento que aporta…
ELLA-… gracias Agente: Para ser una autoridad con acento sudamericano, observo complacida que está totalmente inmerso en el carácter de justicia, equidad, rectitud e idiosincrasia española. Recuérdeme que le de mi número de teléfono.
GUARDIA-. Gracias señora: Ahondando en lo anterior, sugiero la posibilidad de que esta señora pase antes que usted. Su situación en la cola creo que no le permite esa arrogancia, jactancia, ni prepotencia de la que hace gala ya que…
ELLA-… ¡Mi número de teléfono es el…!
GUARDIA. -… Después, señora, después. Ahora busquen un acuerdo. A usted, señor, le atañe ejemplarizar no está usted en situación, como proclamo anteriormente, de pavonearse de ser el último cuando hay personas antes que usted. Quizás si estuviera en mitad de la formación se podría permitir cierta suficiencia hacia los que le precede, pero en el puesto que ocupa, no: no es correcto ni procedente. La cordura y la sensatez la tiene usted que tener como principio y aplicar cierto razonamiento para dejarle pasar antes no dejándose llevar por enconos o animadversiones personales. ¡Es una dama...!
EL- La verdad es que me siento avergonzado… ¡y muy cansado!, sobre todo cuando me doy cuenta de la que me esta “cayendo” por el simple hecho de estar en una cola aguardando mi turno… ¡Aunque disiento de su elocuente grandilocuencia! Si la dejo pasar a ella y vienen más; aplicando su criterio: ¡Siempre sería el último! ¡En este puesto quedaría hasta el infinito y diera tiempo y lugar inclusive, a esperar pacientemente como Gaspar Llamazares se ganaba el Jubileo haciendo el Camino de Santiago o Gaspar Zarría saltara en pértiga.
GUARDIA- ¡Es usted duro de molleras! Permítame recordarle que la digna palabra solidaridad, no es una nueva marca de champú anticaspa. Creo que no ha entendido mi discernimiento sobre conciencia social ni su mensaje ético. Una terapia de grupo, le sería aconsejable y de penitencia, condenarle a ver la nueva reposición de Verano Azul. De todas formas, ahí viene otro señor que, a no dudar, les preguntará para tomar su sitio en la cola. ¡A ver cómo se comportan…!
EL OTRO-. ¿Quién es el último?
EL-…y cuando me disponía a saltar del avión, no me di cuenta que los veteranos del Regimiento, aprovecharon la noche anterior en cambiarme el paracaídas y poner en su lugar una regadera. Menos mal que mi compañero me avisó, que, si no, me estrello y…
EL OTRO- ¡Vamos a ver! ¿He preguntado quien es el último o la última?
ELLA-…para interesarme, Agente, sobre su vida afectiva y sentimental. Mientras; me amparo en su don de gentes para ir ganando puestos en la cola a fin de pasar antes que los demás y no tener que aguantar este interminable y enojoso desfile de personas que convulsiona mi serrano cuerpo y atonta mi preclara mente.
GUARDIA- Intentaremos algo. ¡Bien: la situación ha quedado clara! Ahora tengo que dejarles ya que me avisan por el pinganillo que en la entrada no se ponen de acuerdo quien ha llegado primero o quien tiene que entrar antes. Duro trabajo es el del sufrido emigrante. ¡Duro oficio es el exilio!
EL/EL OTRO - ¡¡¡La volverá a liar!!!
Juan Marcelo
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