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Dos grandes actores en escena. David Lorente y Malena Alterio estuvieron el sábado más de 80 minutos en el escenario del Teatro Auditorio de Roquetas de Mar representando la obra ‘Los amigos de ellos dos’ de Daniel Veronese y Matías Del Federico.
El arranque de este montaje, que provocó en ciertos momentos las risas del público, sin ser una comedia al uso, se produce cuando Nicolás y Elisa, un abogada y una psicóloga clínica, llegan a un restaurante donde han quedado para cenar con otro pareja. Llevan más de doce años repitiendo la cena cada jueves. Lo curioso es que se están retrasando lo cual dará rienda suelta a distintas situaciones insospechadas por el público.
Pasan los minutos, y la pareja empieza a impacientarse ante la tardanza de la otra pareja amiga comienza a preocupar. En esa larga espera, la paciencia de Nicolás se va perdiendo, con lo cual se inician los diálogos muy fluidos entre la pareja, pero que lo que aparentemente es felicidad, no lo es tanto.
Hay preguntas que no tienen fácil respuesta. La otra pareja siempre llega tarde, con lo cual empiezan a cuestionarse si habrá que decirles cuando lleguen el descontento por su tardanza. Opero hay mas, ya que hay momentos que parecen no entenderse la pareja, parecen dos personas que no se conocen, pero en el fondo, siempre ceden, ante la esperanza de que la otra pareja llegue.
En el fondo, la historia que ofrece este montaje habla de la dependencia y las inseguridades de dos personas, de faltas internas que maquillan para ser más felices, un desahogo y una discusión que dejan vislumbrar cosas que aún en esa situación no se animan a decir. Nicolás muestra coraje ante la situación, mientras que Elisa ofrece paciencia.
Las actuaciones son maravillosas, el contrapunto logrado está lleno de matices, pausas, los silencios están cargados de emociones y los textos de subtextos. Ambos llevan sus personajes por una montaña rusa de sensaciones. David Lorente ofrece una interpretación sublime, fascinante y cargada de simbolismo, mientras Malena Alterio, una actriz con experiencia brilla con luz propia.
Destacar el escenario donde se desarrolla la acción. Es un reservado de un restaurante, donde una mesa y dos sillas son los compañeros de una cena que nunca se llega a producir, pero que bien sirvió esperar 80 minutos para disfrutar del desenlace final.
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