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Mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz, nos confesó cierto día que la confianza en uno mismo era primordial en futuros éxitos. Mi vecino de Carboneras, Colillero Fumata, persistente y constante, cada vez que me ve, me pide un cigarrillo: Le he dicho que no dudara en solicitarme un cigarrillo cuando me vea a ver si de una puta vez odio y abandono el vicio de fumar. Mi regadera, me anuncia lo que ya sabía, “El día en que los irresponsables adquieran cierto grado de cordura, el aburrimiento será la bandera a seguir” así mismo, me recuerda una “entente” entre padre e hijo:
-Papa: ¿Qué quiere decir eso de la mente abierta?
-Normalmente, hijo, es no tenerla cerrada…, que nada obstruya tus pensamientos.
-… ¿y qué tengo que hacer…?
-Hijo, según el pensador portugués, Joao da Pena Verlo, sentencia que es muy fácil caer en el error…, en el hecho que leer siempre lo mismo abra la mente y relaje el esfínter. Es muy concluyente: “Si siempre leyeras a gente que opina igual que tú, lo único que conseguirías es reafirmarte en tus errores. Lo que tienes que hacer es leer de todo y a todos para sacarte tus propias conclusiones. A la vez, escuchar cualquier opinión…, sobre todo, si es contraria a o diferente a la tuya y no cometas el desliz que, si no es a tu satisfacción, te cagues en sus muertos” “Dato a considerar es si no estás de acuerdo con ellas, que sea la contundencia de tus propios argumentos los que batallen y luchen…,nunca tú contra él! “Siempre agradecerás la oportunidad de encontrar a algo o a alguien que opine diferente a ti porque eso te dará la oportunidad de abrir tu mente y dejar a sus muertos tranquilos”
-Todo eso, papa, está muy bien, pero ¿Qué hago con los intolerantes y ciertos retrógrados? ¿Animales nostálgicos y caducos? ¿Cómo entablar un dialogo con ellos si siempre termino con una “patá” en los huevos porque no se vienen a razones?
-En consonancia con ello, muchas razones tenía el intelectual carbonero de Carboneras, Patrimonio Algarrobico, cuando sentencio que “Si ellos tienen la mente cerrada es muy posible que no te escucharan y probablemente te crearas enemigos si intentas dialogar con ellos con argumentos más concluyentes y ciertamente más sólido y hasta definitivos” “No te interesa argumentar la realidad de lo que ves, lees y observas. A veces hay que callar lo que sabes ya que el rico en mente es el que almacena sin exhibir… rara vez demuestra su riqueza acumulada en el saber o débilmente la expone” ¡Algunos hasta tienen la debilidad de escribirla…!
-¿Qué leches pasa? – me recrimina mi regadera cuando estoy absorto en una araña en la mosquitera que no sabe si sigue escalando o vuelve al origen.
-¡Perdón! – me disculpo, lo cual puede aceptarse y leerse como disculpas – Que estaba pensando yo que tener la mente abierta es receptivo a admitir ideas desiguales y opiniones o puntos de vista diferentes. Que puede sonar como razonable, lógico, racional y hasta equitativo, pero antes de enfrascarme con la araña dudosa, querida regadera, viene a mi memoria lo del pensador portugués y aunque me parezca justo y ecuánime, ya me encuentro en que mis ideas son, en justicia, más reflexivas, pensativas y hasta razonables. Es cierto que el problema aparece cuando doy pasto y comida a todas las opiniones e ideas de forma acrílica y me veo en el trance de dejar en segundo lugar las mías lo cual ya me considero ignorante de muchas cosas cuando dejo a otros mi futuro aprendizaje de las suyas y no me cuadra la idea. No quiero que al ser tan diferente, aunque tan parecido con los demás, conviertan mis ideas en una paradoja. Quiero tener mi mente abierta para que mis ideas fluyan en mis pensamiento, orden y convivencia. Que otros no intervengan en ese fluido tan propio y genuino porque si no…
-¡Te cagas en sus muertos…! – musita mi regadera, indolente, acariciándose el caño.
-No – contesto exponiendo cierto aire perezoso – Es que las dudas me hacen mucho pensar.
Juan Marcelo
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