Pierden los empleados públicos, gana la incertidumbre

Pesimismo, desesperación, frustración, negatividad, reproches, temor, desconfianza, vergüenza, crisis. Si hiciésemos un sondeo con las palabras más empleadas en los titulares de los medios de comunicación esta seria la relación con los más usados. Y no es que sean los más elegidos por los periodistas por la coyuntura política y económica actual, es que estos conceptos están germinando en la ciudadanía, confeccionando así un complejo de inferioridad social, cuyo instigadores son nuestras clases políticas y nuestros dirigentes. Creo que muchos de nosotros estamos empezando a sentir vergüenza de vivir donde vivimos, no por su geografía, ni demografía, ni por costumbres ni heterogeneidad cultural, sino por las personas que, elegidas democráticamente, están al frente de la toma de decisiones. Y no hablo precisamente de vergüenza de esa a relaxing cup of café con leche in la Plaza Mayor, (que también), sino porque los ciudadanos, los trabajadores y, por tanto, la verdadera España siente repulsión de las esferas políticas.
Pero para más inri conocemos al fin los Presupuestos Generales del Estado y de nuevo, por cuarto año consecutivo, vemos congelados los sueldos de los Empleados Públicos. Vuelve a perder este colectivo, que humildemente represento, y además gana la incertidumbre. Esta decisión del Gobierno de Rajoy no es una medida más, es una situación de caos, de inseguridad y desasosiego económico que se traslada a las pequeñas empresas y también a los empresarios, al entramado financiero del país desde su base más estrecha y, más aún, se traduce, irremediablemente, en una nueva caída del consumo.
CSIF cree que los tres millones de empleados públicos ya han hecho bastante, y no sólo hablando de la pérdida del 30 por ciento de sus retribuciones, sino en la denigración constante de su figura en la sociedad española desde que empezara la mala gestión de esta crisis.
Así que tampoco me sirve el manido discurso político de los colores, porque en Andalucía la cosa empeora más aún, porque los empleados públicos del sur peninsular han sido de los pocos que no han cobrado una parte importante, justa y determinada de su nómina, a la vez que han visto incrementadas sus horas de trabajo y han visto disminuidos sus derechos laborales, conseguidos legalmente y por coherencia laboral en los foros adecuados, reglados y pertinentes.
Y si prefieren que pare con esta retahíla de datos los dejo a un lado. Y ahora cuestiono: quién va a remontar esta apatía social que se está apoderando poco a poco de nuestra identidad, de nuestro sentimiento ciudadano, de nuestra preocupación social…??? Qué alguien pregunte que perspectiva tenemos de nosotros mismos, porque la respuesta es alarmante.

Francisco Iglesias – Presidente de CSIF

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