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Opinión - Miguel A. Parra
- 03/02/2014

¿Es PODEMOS un partido político? ¿Otro partido más?

Almeria 24h
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¿Es PODEMOS un partido político? ¿Otro partido más?


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Decir que PODEMOS no es un partido político es una verdad a medias. Está claro que a día de hoy aún no lo es, pero también está claro que es un proyecto destinado a convertirse, o como poco integrarse, en un partido político. En cualquier caso ni es, ni se comporta como un movimiento social más, como pudieran ser el 15M, las mareas o la PAH con objetivos más sociales que electoralistas, es innegable que PODEMOS si tiene claramente un objetivo electoral a corto plazo que es presentarse a las próximas elecciones europeas.

¿Es un partido político como los demás?

Hay una clara diferencia que le separa del resto de partidos políticos del panorama nacional y es que PODEMOS más que rivalizar con ellos por cuotas de poder se enfrenta al propio sistema de partitocracia que sufrimos en España, colocándose claramente contrario al sistema de “estado de partidos” por considerar a este antidemocrático, además de acusarle de ser impuesto tras el final del régimen franquista, que no tras su derrota, con el fin de proteger los privilegios de la oligarquía dominante española que a su vez era y es, heredera directa del franquismo casi en su totalidad.

Este sistema político impuesto, está avalado y amparado por la constitución española, una constitución que fue votada por un pueblo humillado y atemorizado tras una guerra civil atroz y cuarenta años de dictadura, una población que poco tiempo antes había llenado la plaza de oriente para aclamar al dictador y que hizo colas interminables en su funeral para rendirle sus más profundos respetos.
La opción de votar contra la constitución era votar al pasado, más represión, más falta de libertad, era quizá, iniciar el camino hacia otra guerra civil, en definitiva era elegir entre lo malo o lo peor. Los españoles, que no se habían ganado por ellos mismos la democracia y la libertad, tuvieron que conformarse con lo que las clases o castas dominantes quisieron concederles, y éstos solamente soltaron un poco más la cuerda que tenía y tiene atada a la sociedad.

El estado de partidos realmente ofrece un régimen disfrazado de democracia que da opción al pueblo a votar, pero a votar entre unos candidatos preseleccionados por los órganos de los partidos, unos partidos opacos que no permiten una verdadera democracia interna dentro de sus rígidas estructuras, provocando así una democracia enferma y capada o directamente, como piensan ya muchos españoles, una falsa democracia.
Este sistema coloca a los partidos políticos fuera incluso de la constitución que en su artículo seis dice textualmente sobre los partidos “Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Entre otros muchos ejemplos, el actual presidente del gobierno fue designado como presidente de su partido por el “democrático” dedo de Aznar, incumpliendo con ello la constitución.
El hecho de que además se permitieran en las elecciones unas listas abiertas provocaría que el político de turno dependiera en su cargo de los ciudadanos y no de sus relaciones e intereses dentro de su partido.
Partidos como IU no han sabido o querido dar ese paso tan reclamado ahora por la sociedad y no han roto esas viejas ataduras del régimen para salir a pelear a pecho descubierto y en confrontación directa contra el sistema, dando un poder real de elección a los ciudadanos, para que sus candidatos y propuestas surjan directamente del pueblo con sus aciertos o errores y no de los pactos de despacho entre los distintos poderes del partido.
Este sistema que ataca a la democracia desde el interior de los partidos permite al final el control de unos pocos sobre el 99% del país ¿Cómo se entiende sino, que en un país en el que la inmensa mayoría de los ciudadanos estamos en contra de los desahucios, estos sigan sucediéndose y además aumentando? ¿Cómo es posible que la justicia no sea igual para todos? ¿Realmente el conjunto de los españoles no queremos una educación o una sanidad gratuita y universal? ¿La nueva Ley del aborto representa el sentir de la mayoría de los ciudadanos? ¿Deseamos los ciudadanos los abusos bancarios? Cada ciertos años cambian el sistema educativo ¿Se le ha ocurrido a alguien preguntar a los ciudadanos como prefieren que sea la educación de sus hijos? ¿O por el aborto, el rescate bancario o los copagos?
Constantemente se dan circunstancias en España que la inmensa mayoría de los ciudadanos rechazan y sin embargo no pasa nada, nuestros gobernantes se jactan de saber lo que quiere el pueblo y con no preguntar ya les vale.

Los ciudadanos no somos a día de hoy los dueños del país, somos súbditos que vivimos sometidos al sistema, a los que se nos permite el derecho al pataleo siempre que este sea de forma pacífica y ordenada, eso si, bajo la constante amenaza de los golpes y las sanciones.

PODEMOS ¿Unas siglas a seguir?


El proyecto PODEMOS parece no querer pertenecer a este régimen partitocrático y da, o piensa dar, el poder a los ciudadanos, sin embargo, esto no significa que renuncie a la democracia como instrumento o herramienta transformadora de la sociedad y para ello está obligado a formar un partido político.

Son muchos ciudadanos a los que no les atrae la idea de seguir “siglas”, y es que visto lo visto, a los que desprecian este sistema, apoyar a un partido les produce más dudas que certezas, pero también hay que reconocer que mirándolo con lógica algún nombre tendrá que tener.
Supongo que para salvar esta controversia, un partido político heredero del 15M se ha hecho llamar partido X, una letra que crea una indefinición o incognita que autoniega sus siglas como tal. Yo creo que esto es como decir “me llamo ‘sin nombre’” y de poco sirve.

Otro aspecto destacable de PODEMOS es la a veces ambigüedad ideológica de parte de sus discursos, escuchamos a Pablo Iglesias decir “no se trata de izquierdas o derechas, se trata de sentido común” y es que el cambio del sistema, que en principio pudiera parecer una petición más propia de la izquierda, es cada vez más una petición de toda la sociedad e incluso en partidos tan alejados ya de la izquierda como el PSOE vemos como de un tiempo a esta parte sus bases reclaman más participación.

Salvo algunas excepciones como el propio PODEMOS, EQUO o IzAb, los partidos políticos españoles convencionales siguen sordos y de espaldas a los ciudadanos, algunos restringen y encorsetan la forma de elección de sus candidatos, o directamente como PP o IU renuncian a una elección abierta en primarias. Y es posible que ahí esté el verdadero problema, ¿por qué estos partidos no consultan a sus bases si quieren primarias y como quieren que se realicen?, ¿por qué siguen decidiendo ellos sobre lo que interesa hacer o no en el partido?

Cada vez una parte más grande de la sociedad reclama cambios en el sistema, unos cambios que suponen un traspaso del poder desde los oscuros despachos y los órganos de decisión de los partidos hacia los ciudadanos, para que se establezca lo que con tanta insistencia repiten como necesario para el cambio los integrantes de PODEMOS, el “empoderamiento” del pueblo.




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