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Habla Rouco de la pobreza intelectual que hay en la sociedad actual, a la que juzga de relativista y laica, y fijaos cómo entiende la Iglesia católica la homosexualidad: como un desorden objetivo en la estructura de la existencia humana, según el teólogo y ex Papa der herr Ratinger, adalid de Rouco. Qué os parece el nivel de los teólogos, qué os parece no ya cómo hablan sino cómo conceptúan, si es que hay diferencia entre una cosa y otra. La verdad, no tiene remedio la Iglesia.
Cómo va ser exitosa y plausible una institución que se ha quedado anclada en el dogmatismo y la ignorancia, simplemente porque no admite otra versión del mundo de la vida que la que Dios ilumina. Este es el problema: quieren hacer cumplir el mandato de Dios, que no es otro que el inventado por los hombres. Por eso se meten en todos los charcos, prohíben cosas, se meten en nuestras vidas, en nuestras intimidades, en nuestro sexo, nuestra condición humana, en la educación, en el aborto, en la educación para la ciudadanía, y no han entendido que la sociedad civil no es su campo, sino el del espíritu.
Como dice el periodista Aguilar: la manía de los curas con el código penal, cuando tienen a su alcance algo más efectivo que todo eso: la condena al infierno; la que aborte, al infierno; el que la ayude, también al infierno; los que le aconsejen a abortar, pues al infierno también… y así sucesivamente, y no la manía de la ley de plazos y tantas zarandajas (esto último es mío). Puede que esto último lo toméis a coña, pero os aseguro que es la única verdad. Y la razón es muy simple, porque es lo que todos entendemos.
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