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(Otra vez en Huesca: La pretemporada de Balonmano Huesca de la Liga ASOBAL comienza este mes y me he desplazado para llevar a mi hijo Alex y en espera a último del mismo para la incorporación de mi nieto Agustín Casado. El bibliotecario municipal, Don Papiro Pergamino, recuerda que la última que estuve me había dejado una carpeta colgada en el ordenador y ha tenido sumo cuidado en guardármela. En ella, tenia varios escritos)
Siempre me ha entristecido o he sentido cierta congoja aderezada con algo de curiosidad por saber como pasan sus vacaciones unos padres de familia con tres hijos y sus primogenitores se hayan en paro y son portadores de una horrible etiqueta que bajo el epígrafe amenazante y latente de Hipoteca, condiciona sus vidas.
Nunca me ha fascinado ni he sentido la mínima curiosidad por saber como pasan sus vacaciones; reyes, magnates de nuevas y viejas hordas. Banqueros seniles, oligarcas costumbristas o latifundistas hacendados. Personas que de una forma u otra, dominan el mundo y crean necesidades imperiosas a los de inferior escala que son los que con menos recursos, intentan equiparar esa escasez creando un baremo social, un trabajo obligatorio ya desde la cuna, que fuerza a la persona a ir superando esos tramos secuenciales y amparado en la innata ambición natural y conatos de suerte y fortuna emprendedora, hace que el individuo vaya superando y acortando esos peldaños siempre con redomada ilusión de alcanzar la cúspide. A este proceso vivencial y categoría social, se le ha venido a llamar el encuadre en Estratos Sociales.
Esa antigua escaleras, santo y seña de nuestra vida, proveniente desde el principio de los tiempos, enmarca todas las aspiraciones del ser humano. Ir paso a paso escalando esos peldaños que justifiquen sus luchas y logros. Unos a través del esfuerzo y solidez mental. Otros aprovechándose del esfuerzo y solidez mental de los demás .Esta Babel social, todos tratando de subir al mismo tiempo, hace que la lucha sea cruel e inhumana. Cada uno aporta lo que tiene y otros tratan de conseguir lo que le falta. Unos han conseguido culminar un par de tramos de los nueve que tiene las escaleras y se paran ahí para reponer fuerzas. Otros sacan nuevas y renovables fuerzas para superar a los que han quedado en el camino e intentar conseguir un avance parcial, una etapa donde le permita estar mas cerca y contemplar ilusionado la cumbre con más nitidez: EL costo es lo de menos.
Los pocos que han tenido la fortuna de aproximarse demasiado al tramo final, sabe que la verdadera batalla empieza ahora. La incomodidad de la lucha en igualdad de condiciones pasa ahora a lo fraticida. Hay que combatir con los que ya se encuentran allí y no están dispuestos a aumentar o engrosar el rol. Los moradores del privilegiado peldaño nueve, mirarían con demasiado recelo un nuevo inquilino. Ellos; los que nunca vivieron al sol. Acostumbrados a romper manos que amenazan. Coaccionar bocas que reclaman. Dueños de vidas y haciendas. Jerarcas del deseo y compradores de almas, pondrían todo las trabas posible, pero en el hecho del tener que asumir un nuevo consorte, tendría que ser a su imagen y semejanza. Saben que el siguiente paso seria alcanzar La Gloria y seria rivalizar ante más contrincantes.
La Lucha Pasiva de nuestra vida se llama Resignación. Apelamos al destino o cierta influencia divina para hacer de la resignación un credo de fe. Nos adaptamos y conformamos con lo que tenemos y obviamos luchas y encuentros violentos para lograr metas mas prosperas de nuestra vida siempre con el presentimiento de que dicha iniciativa dañe o pueda estar hiriendo a los demás. El pasar la vida como se pueda y dejar el privilegio a los mas emprendedores seria el carácter decisorio de esta Clase Media sometida a un sueldo o estipendio que te permita ciertos caprichos pero que tus anhelos de superación te cueste parte importante en los años de tu vida. Esa forma dictatorial de encuadrar la Clase Media entre el cuarto o quinto peldaño hace que la sumisión a los que están arriba sea total ya que es un logro poco menos que efímero o quimérico el tratar de alcanzarlos.”Tu trabajo y tu familia y si quieres algo mas, que te cueste mucho conseguirlo”. No olvidemos que la pertenencia a esa clase ha exigido una etapa de madurez y condicionantes sumamente calamitosos o desdichados. Tienes en la mayoría de los casos que pasar la “criba mediática” con cierto éxito; de la miseria a la pobreza; de la pobreza a tener algo tuyo aderezado con ramalazos de firmeza y seguridad. Pondrás en el tapete esperanza de futuro y una vez asentido el mismo, el recibimiento y posterior encuadre también te lo tienes que trabajar ya que no es fácil conservar lo que has logrado a sabiendas que en ese retrato también te vas encontrar gentes que intentara por todos los medios de eliminar tu imagen y sobretodo, tus logros. La lucha de las categorías en su estado mas puro. Parte importante también es el deterioro comunicativo en las relaciones sociales que a lo largo de nuestra vida encontramos en el rechazo y poca voluntad de acercamiento hacia personas de distintos niveles. Dicha “Alcurnia Educadora”, llena de consejos y sugerencia, siempre tendrán en mente el puesto que ocupas y la balanza del desprecio o despecho; acogimiento o receptividad, hacen oscilar el vaivén de sus mentes. Te mediatizan y te indican el sitio que te corresponde para que no te dejes aconsejar por resoluciones mas o menos ilógicas y poco realista. No intentes ganarle la Batalla a la Mediocridad. Haz lo que hacen todos. En tu escala.
En respuesta a lo que expongo – debo confesar: en un extraño momento de lucidez nada frecuente en mi - es significativo y harto elocuente la proclamación y el deseo de los jóvenes de nuevas generaciones su voluntad de vivir en un mundo donde nadie diera consejos. Nadie decidiera que es lo mejor para ellos. En consonancia con ello, no creen en admoniciones ni condicionan sus vivencias en rancios y demagogos mensajes. Marginan con cierta lucidez rechazar una agenda donde impliquen dividir a la sociedad por extractos sociales.
Quizás por ello, siempre definen a la sociedad por los que están en el ático y los que soportan con estoica resignación los que no se despegan del sótano. Una sociedad dividida en dos. Una sociedad de jóvenes con pujanza que ven mermadas sus energías por el panorama que contemplan.
Escabrosas salidas a sus ilusiones o pretensiones de conseguir un mundo mas justo sin tantos altibajos sociales. Sin tantos mensajes quiméricos.
Ardua lucha se les presenta. Utópica solución.
Juan Marcelo
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