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Esta semana hemos conocido los datos de la última Encuesta de Población Activa, la conocida como EPA, que nos ha devuelto a la realidad del paro, al número de personas que estando en condiciones de trabajar no lo pueden hacer porque, sencillamente, no encuentran un empleo. Son, según esta encuesta, 126.500 las personas desempleadas en nuestra provincia -sesenta y seis mil cuatrocientos hombres y sesenta mil cien mujeres- que sitúan la tasa de paro en el 35,7% de la población.
Las cifras, además, ponen de relieve dos cuestiones en las que merece la pena detenerse: Tres años después de que ganara Rajoy las elecciones generales tenemos 6000 parados más en Almería y, lo que es más preocupante, 13.000 ocupados menos que en la última Encuesta de Población Activa de 2011.
Si bien es cierto que en el último trimestre de 2014 el paro ha descendido en unas cuatro mil personas en Almería, no es menos verdad que se ha reducido fundamentalmente gracias a los planes de empleo que ha puesto en marcha el Gobierno andaluz. Las políticas desarrolladas en materia de empleo por el Ejecutivo que preside Susana Díaz han permitido que Andalucía se posicione como una de las comunidades que más trabajo ha creado en el último año, de tal manera que uno de cada cuatro empleos generados en España se han registrado en nuestra región.
Los 1.000 millones de euros destinados a planes de empleo en 2014 y los 1.600 millones presupuestados para trabajo e impulso empresarial en 2015 dan los primeros frutos y ayudan a mejorar el panorama laboral en Andalucía. Los datos demuestran que, como defiende Susana Díaz, merece la pena emprender medidas y políticas activas que favorezcan el empleo, aunque tengamos que hacerlo en Andalucía en solitario, sin apoyo alguno del Gobierno de Rajoy.
Porque esa es otra cosa. Por mucho que se empeñe el Partido Popular en hacernos comulgar con ruedas de molino, la realidad es que el Ejecutivo central viene negando un plan especial de empleo para Andalucía del que se beneficie Almería. La desvergüenza ha llegado hasta tal punto que cuando los populares han tenido la oportunidad de aprobar a las iniciativas que en este sentido hemos planteado los socialistas en las Cortes Generales, se han retratado uno por uno votando en contra.
Pero si a los socialistas nos preocupa el número de parados y nos mostramos esperanzados en que durante este año las cosas vayan mucho mejor en términos de empleo en Andalucía, también nos inquieta el tipo de empleo que se está generando como consecuencia de la nefasta reforma laboral que aprobó Rajoy. La precariedad del mercado laboral, con contratos temporales, a tiempo parcial y con sueldos, en algunos casos, por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, pone de relieve que estamos muy lejos de ese mundo de felicidad que pinta el Partido Popular.
El Gobierno, y muy especialmente el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha vuelto a tirar de previsiones del PIB para 2015 con el objetivo de generar grandes expectativas en cuanto a la recuperación económica. Y esto puede que sea así, pero de ser así no arreglará ni la mínima parte de los problemas en los que ha metido el Partido Popular a millones de personas con sus recortes económicos y sociales.
El senador Robert Kennedy, cuando se presentó a la presidencia de los Estados Unidos en 1968, hizo una reflexiva crítica a estos indicadores económicos que, a la vista del momento que estamos viviendo, tiene plena vigencia en la actualidad. El producto interior bruto -dijo- no tiene en cuenta la salud de nuestros niños, la calidad de su educación () lo mide todo, en suma, salvo lo que hace que la vida merezca la pena.
El PP puede seguir en su mundo de macro cifras económicas el tiempo que quiera, lo que no creo que espere es la reacción de los ciudadanos. Estoy convencido de que los comicios electorales que tenemos por delante durante este año pondrán a cada uno en su sitio. Un lugar que en el caso del PP no es otro que fuera del gobierno.
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