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Nada nuevo voy a revelar, pero sí que voy a protestar con herramientas archiconocidas, con términos que andan de un lado a otro rebelándose contra la situación que sufren nuestros bolsillos. Porque parece que, o nos dicen que, la economía empieza a repuntar y que ahora venden los comercios, en stand-by desde hace siete años. Los grandes periódicos y los telediarios trompetean los logros alcanzados por España, así, en abstracto, en geográfico total: España logra metas antes perdidas, nos superamos gracias a los sacrificios… y tras esa perorata aparece el gobierno triunfante y dice, por ejemplo, que le hemos echado delante a Francia.
Después de la apoteosis, miramos el saldo de nuestra cuenta y lloramos desconsolados, aunque sea con un ojo. Y es que estamos en el mundo macro y no recabamos atención alguna, porque es imposible, de mismo mundo que nos rodea. No advertimos la mejoría porque ella suele ir a manos de la minoría financiera, a manos de la macroeconomía: “Todo empeora menos la macroeconomía”, reza un titular del novelista norteamericano George Packer, que junto con nuestro compatriota Ignacio Sotelo (“España a la salida de la crisis. La sociedad dual del capitalismo financiero”) van repujando el cuero de la economía con dibujos completamente distintos de los que Rajoy hace con trazas de auténtico paleto.
De la macro a la micro, porque de qué sirven los grandes y triunfantes números si ya parece que no contamos con los españoles sin poder adquisitivo a la hora de echar las cuentas. El efecto contrario de esa economía efectista es que segrega tensiones y descontentos por allí por donde pasa. Ahora Grecia ha dicho a los pontífices del euro que no hay tu tía, y no van a poder con ella. Después vendremos nosotros, y los italianos, y los portugueses, y los irlandeses… porque esto ya no tiene freno. El efecto que ha resentido a la microeconomía terminará siendo grandioso, por mor de las propias contradicciones del sistema capitalista, aun dentro de la gran jaula de grillos que es Europa; pero siempre es mejor algo que la nada.
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