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Se trata del Proyecto URBANWATER, financiado con fondos europeos, y que terminará en mayo de este año. El proyecto prevé la instalación de miles de “contadores inteligentes” que permitirán a empresas y usuarios establecer unas pautas de consumo más beneficiosas para todos, lo que situará a Almería a la vanguardia en el uso de los recursos de agua.
Recordemos que esta provincia ya ha sido pionera en aprovechamiento del agua y desalación por OI: la primera desaladora por el procedimiento de ósmosis inversa de Europa se instaló en Carboneras y, además, en esa población se construyó la Desaladora más grande del mundo para uso agrícola. Bien es verdad que parte del agua desalada por esta se ha tenido que dedicar para el consumo humano debido a varios factores: falta de previsión, algún desastre meteorológico y algún desastre de gestión del agua en el levante almeriense que, por cierto ha resultado impune para los gestores, aunque no para el recurso agua, ni para consumidores y usuarios.
Pero dejando atrás estos problemas de gestión, con esta nueva iniciativa la ciudad de Almería va a ser un ejemplo de eficiencia y ahorro. La previsión de la demanda, la gestión de datos y la detección de escapes, posibilitará una mejora y un ahorro en la gestión de las empresas suministradoras, junto con la posibilidad de ensayar el cobro automático y la información al consumidor de datos que le ayudarán a optimizar su consumo.
Si bien Almería ya está siendo ejemplo en el mundo entero de utilización de las TIC y tecnologías punteras, haría falta dar el paso social, la utilización de esas tecnologías para garantizar el derecho humano al agua, recogido por la Organización de las Naciones Unidas como un derecho imprescindible para la vida.
Garantizar a las personas más desfavorecidas el acceso a un agua de calidad en cantidad suficiente, sin despilfarrar, para sus necesidades básicas de ingesta, higiene y limpieza, es lo que de verdad pondría a Almería a la cabeza del mundo en el uso eficiente del agua.
Los Andalucistas, pedimos a investigadores, gestores y autoridades que tengan en cuenta el factor social en el uso del agua. Ya en el primer punto de la Carta Europea del Agua de 1968 se recoge que “no hay vida sin agua” y la Resolución 64/292 de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas, en su primer punto reconoce que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Aún están a tiempo de introducir entre los parámetros de estudio a las personas que, sin recursos económicos, necesitan un mínimo de agua para vivir. Si a los investigadores y gestores públicos no se les ocurre la forma de compaginar la mejora en la gestión con el derecho al agua para todas las personas, independientemente de sus recursos económicos, desde el Partido Andalucista estamos dispuestos a ofrecerles varias alternativas para que pongan su ciencia al servicio de las personas, y no sólo al de las empresas.
Luis J. Pasamar
Partido Andalucista de Almería
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