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Recuerdo a un compañero minero que siempre reconocía que su memoria no era su fuerte y que escondía su martillo picador, la maza y la azada en las cunetas de la galería para que no se las robaran y al día siguiente ya no recordaba donde las había puesto. Cansado de tales infortunios, opto por esconder su herramienta con un letrero que rezaba: “Aquí tengo mis cosas” Al día siguiente, encontró su escondrijo vacio con otro letrero que agradecía el detalle: “Gracias, compañero”
Mi hermano, hacia nudos en el pañuelo para acordarse de las cosas pero luego, cuando veía el nudo, no recordaba que cosa tenía que recordar. ¡Hasta no recordaba el porqué se puso el nudo! Tenía una memoria espantosa pero apostaría que no tanto por una disfunción especifica como el hecho de ser español. (Eran tiempos donde se desconocía la enfermedad del Alzheimer o simplemente esa patología solo la tenía su descubridor)
Los españoles, tenemos una memoria horrible y solo atendiendo a esta circunstancia puede entenderse que el Partido Popular sea el más votado. Que derribamos recuerdos y no hay forma de desbloquear la memoria. Que nuestro sentido de asegurar la permanencia hace que quede en el olvido nefastos tragos pasados mientras nos garantizamos la supervivencia; formula inequívoca de dar tumbos por la vida sin analizar el pasado.
Preguntado a mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotez, sobre las circunstancias de que una mayoría de personas voten a un Partido Político que los ha sumido en la miseria y ha permitido la corrupción hasta el extremo de haber empobrecido a esa mayoría, me responde que si todavía no me he dado cuenta de que vivo en un País de representación teatral. Una Nación donde sus políticos exponen una estudiada pantomima y cuya expresión máxima es la mímica. Gestos y enunciados de sus gobernantes cuya credibilidad ya no cree nadie y su personalidad navega entre la duda y el manejo que hace de su cargo. País muy propenso a olvidar la memoria. “La memoria descosida” titula mi profesor.
Dicen que el ser humano es un animal de costumbres. Frase que se repite hasta la saciedad quizás para amortiguar fracasos o errores. Lo malo, es cuando en facetas de sus vivencias, deja las costumbres y de queda simplemente en el instinto. Quizá sea un método engendrado de auto justificación. Una penitencia por los errores cometidos aunque decida recaer y tropezar en la misma piedra por que el golpe lo ha superado. Se pierde la memoria pero no la intención de hacer lo mismo cuando ya la retentiva del instinto se hace patente. Así, tenemos que, a falta de memoria y guida por el instinto, hay personas que se han visto muy perjudicadas por los que les gobiernan y a falta de esa memoria, vuelven a votarles.
La escasez de esa memoria, hace olvidar que no vivimos en un País no tan desarrollado como nos lo pintan. Que el nivel de vida es no es racional. Que tenemos graves y acuciantes problemas sociales, económicos y la ética no es deslumbrante. Que lo único que se nos envidia, es el sol y la luz mañanera pero adolecen de que no podamos comer a costa de ellos todos los días. Nos han hecho creer que la corrupción está controlada cuando el baremo de corruptos ya forma parte del Patrimonio Nacional. Que el paso a la trena de estos corruptos no deja de ser propaganda conveniente, y sobre todo, que no todos somos iguales ante la Ley.
La memoria: Esa memoria que hace que olvidemos lo pasado para acomodarnos tranquilamente en el presente que nos hace más seguro y soportable para protegernos de los lo que está implantado que la inquietud de lo que puede venir. Que es preferible contemplar la pantomima diaria en que se ha convertido esta España de cadencia resignada antes de acoger nuevos valores. Lo maléfico de todo esto, es que traten de incluirnos en el elenco teatral a aquellos que no queremos figurar ni como extras. Los que todavía conservamos parte de nuestra memoria. Los que luchamos para conservar una retentiva recordando de qué forma y manera hemos llegado hasta aquí. Como hemos sobrevivido al fracaso de una gestión gubernamental. Que halo majestuoso nos ha mantenido en pie contemplando a diario como desahucian familias, se recortan derechos y el engaño, el trapicheo y la artimaña, gozaba de cierta prioridad. Como los Bancos retenían nuestro dinero y como grandes “personajes” de la vida pública se encargaban de exportarlo dejándonos simplemente las migajas como es acogernos a las mismas para permanecer en pie.
Aun así, todavía habrá gentes que les voten. Gentes de poca memoria o gente que piensa que lo importante es hacer, no recordar. Los que piensan y asumen que hagan lo que quieran mientras no interrumpan su placida siesta en que siempre está presente la comodidad y en sus ensoñamientos siempre aparece el bienestar del no compromiso. Quizá porque ha perdido su memoria y la noción del tiempo, y no la traslada a otros que en su día, si estaban muy preocupados por saber quién le iba a gobernar y que no fuera utilizado.
“España en serio” slogan del Partido Popular, tiene visos de cierta incredulidad, siempre pensando, (si la memoria no les falla a sus votantes) que hemos sido gobernado por la “España del cachondeo” asentada en sus años de gobierno. Ahora, por motivos electorales y apremiados por dudosa conciencia, parece ser que España, si se la toman en serio. ¡Tuchê!
Juan Marcelo
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