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El Campamento de Verano del proyecto ‘Arco Iris’ ponía el viernes punto y final a dos semanas de diversión y aprendizaje para 93 niños, de entre 8 y 12 años, que, un año más, han disfrutado de esta iniciativa organizada por un grupo de jóvenes de la parroquia de San Ignacio de Loyola del barrio de Piedras Redondas que se lleva desarrollando desde hace veintiún años en la iglesia y en la que el Ayuntamiento colabora activamente.
El proyecto ‘Arco Iris’ (PAI) ofrece a los más jóvenes de las zonas próximas a Piedras Redondas, como los Almendros y Colonia Araceli, actividades lúdicas y de ocio, típicas del verano, como playa, gymkanas, acuáticas… , y también culturales y de formación como buenos ciudadanos, poniendo el acento en la visita a varios museos, bomberos o Parque Infantil de Tráfico. Además, todos los años la dinámica del campamento está basada en una historia inspirada en películas infantiles, alrededor de la que giran todas las actividades de la experiencia.
Este año el tema elegido es la película ‘Mulán’, “y tiene como fin transmitir a los niños y niñas valores tan importantes como la convivencia, el respeto, la superación personal, sin olvidar temas como la importancia de una alimentación saludable o el cuidado de la higiene. También se han realizado dinámicas donde ha estado muy presente el componente de género y la lucha por la igualdad de las niñas y las mujeres en nuestra sociedad”, ha explicado la concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Pilar Ortega, durante una reciente visita.
Una parte muy importante del PAI es el trabajo de los 35 monitores, de entre 16 y 30 años, la mayoría del barrio, algunos antiguos alumnos, y otros llegados de ciudades como Sevilla, Málaga o Badajoz, que a lo largo de estas dos semanas y de forma voluntaria han acompañado a los niños en la preparación y realización de todas las actividades. Durante todo el día, los participantes han compartido tiempo y espacios comunes donde poder seguir creciendo en esta experiencia conjunta tanto a nivel personal como grupal y formándose en dinámicas de voluntariado y participación. Por la mañana, clases de refuerzo y actividades por grupos fuera de la parroquia, como el CEIP Ángel Suquía o el centro vecinal del barrio, y también visitas a museos, Alcazaba, Parque de Bomberos, Catedral, playa, parque acuático…, y, por la tarde, se han centrado fundamentalmente en talleres, baile, juegos de mesa o con el balón.
Ortega ha destacado “la importante labor social que realiza la comunidad jesuita en esta iglesia, sólo hay que ver cómo disfrutan los niños aprendiendo y el vínculo que se establece entre ellos, al tiempo que reciben una educación en valores fundamental en un entorno que muchas veces no es el más idóneo para su crecimiento”.
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