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…ya sabéis- le recordaba a mi familia - de mi fijación de que mis cenizas sean esparcidas por el pasillo de gambas congeladas de Mercadona…, pero he cambiado de opinión: Ahora, deseo que mis cenizas sean almacenadas en una urna confeccionada con envoltorios de cartón de IKEA y se arroje en la próxima manifestación que organice la ultraderecha española y que el encargado de esparcirla sea Carlos Cuesta.
-Pero…- sugiere inquieto un amigo - ¿No sería mejor encargar la urna a Cooperativa Divina Aurora de Játiva que ya la fabrican biodegradable hechas con cascaras de coco muy en consonancia con la sesera del citado Carlos Cuesta? Además, su director, Rafael Palacín, “el ataúd, es de las pocas cosas que todos llegaremos a utilizar “ha prometido no volver a reutilizar ataúdes y lo ha demostrado quemando el almacén de plastilina que tenía en previsión y residuos de los libros de Mario Vargas Llosa.
-¡Ni pensarlo! - conteste rápidamente – En Játiva, pagas por una urna o féretro que adorne tu cuerpo más de lo que ha costado los transportes de autobuses que han fletado los fachas a Madrid. Pagas por uno de estos y cuando estas dentro de él, te da pereza protestar que te veas envuelto con banderitas sobrantes de esa manifestación; en cuanto a una urna de esa empresa, se parecerá mas a un cáliz y la tapadera la decoren como una hostia consagrada por los obispos presentes en esa exaltación del patriotismo.
Además, las Empresas Funerarias, no conocen la crisis. Saben que la gente se muere igual y ahora con más motivos ya que si la derecha llega al poder, no van a dar abasto de modo que insisto en mi primera proclama: Quiero el Tanatorio de Carboneras aunque hayan tenido la ocurrencia de instalarlo al lado de una panadería por aquello del “muerto al hoyo y el vivo…” y acudan simplemente lo que votaron a la ultraderecha en el pueblo y mi ataúd sea igual al que posiblemente elija el membrillo que llevaba en la manifestación el águila negra cubriendo sus espaldas.
Aunque pensándolo bien, ni en una urna próxima a lazarla al aire, voy a estar tranquilo…, es preferible fallecer en otro País donde innumerable Cementerios no sea un vertedero de despojos humanos o que me conserven para surrealistas exposiciones en Semana Santa donde tiene cabida hasta Santos y figuras de las llamadas divinidad que nunca existieron. No quiero que mi despliegue sea precursor de un engaño perdurable al igual que las 21 mentiras vertidas en el Manifiesto de los tres espectros figurines de la Plaza Colón.
Estamos haciendo demasiadas concesiones a los que comulgan a través del pájaro negro. La división de las izquierdas, siempre ha favorecido a sus oponentes. Ellos, los del “black Eagle” saben esperar a nuestra desintegración para salir fortalecidos y esperan gozosos que elijamos nuestro ataúd y nuestra ideología la encerremos con él.
Parece ser que el morirse, está al alcance de cualquiera que profesa una ideología ya que el que se considera apolítico – nadie es apolítico – cree que las Empresas Funerarias como Funeco, ¿funesto?, será más benigna con él ya que sabe que (al igual que aprovecharon los que viajaron en autobuses a Madrid a la manifestación, bocadillo de chopper en ristre, y la mayoría de fueron a ver un partido de futbol) le rebajaran los 3.500 euros que le cuesta su féretro cuando deje de ser “apolítico” y encargara su ataúd a Cuenca donde el mismo, cuesta 800 euros.
Está visto que nos sangran en vida y un vez muerto, no nos dejan en paz, siempre pensando que nos hemos olvidado algo que no hemos pagado. Morirse, sale más caro que el despliegue informativo que se nos ofreció de los mendrugos en el redil de la Plaza Colón.
Mi urna: Una urna que encierre todo lo bueno y malo que acoge mi vivencia con el simple deseo que el mundo que me he imaginado y lucha constante de cambiar este surrealista cosmos, haya otros que persigan lo mismo. Otros que no tienen sitio ni ubicación donde colgar la espada y sigan en la batalla con banderitas de la igualdad y raciocinio.
Juan Marcelo
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