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Albert Rivera de Ciudadanos (Cs) decía (en pasado) que había que suprimir las diputaciones, que costaban no sé cuántos miles de millones de los impuestos de los españoles y no servían para casi nada. Ahora, que ya tiene poder en esas diputaciones, cuando le preguntan por esa promesa, mira hacia arriba y silba.
Antes de escribir sobre esta Administración Provincial, quiero dejar muy claro que yo no creo que haya que suprimirla, lo que si estoy convencido es que hay que cambiarla, en especial en lo que respecta al modo como se eligen su representantes y alguna que otra incoherencia que, a continuación, les voy a contar.
Desde hace tiempo y creo que cada vez más, los escaños de los diputados provinciales son ocupados por concejales que no han conseguido sueldo en sus ayuntamientos y en la Diputación si lo obtienen. La Administración Provincial como segundo plato.
La Ley de Diputaciones (Ley 11/1987) dice esto de las tareas de estas: “..la cobertura de insuficiencias y deficiencias de las Entidades locales, preferentemente con población inferior a 20.000 habitantes…”. Es decir que se deben “emplear” en los municipios pequeños. ¿No les parece incoherente que los presidentes de la Diputación de Almería, todos han sido concejales del Ayuntamiento de la Capital o de Roquetas?, los dos municipios de mayor población de la Provincia. Los partidos políticos, ese “preferentemente”, no lo tienen muy en cuenta.
Otra incoherencia: los próximos diputados provinciales del PSOE (cito los de mi partido que es él que conozco) de la Comarca del Poniente, son concejales/as de Roquetas, de Vicar y de Adra, los tres de municipios de más de 20.000 habitantes. Lo coherente, con lo que dice la Ley, debería ser que algunos/as fueran de Berja, Dalias, Balanegra, La Mojonera, Enix o Felix, que son municipios de menos de 20.000 habitantes, a los que la Ley considera “preferentes”.
Una pregunta sobre otra incoherencia: ¿alguien me puede decir cuál es el Programa Electoral con él que los partidos concurren a Diputación? Yo, que me tengo por seguidor de la política local, nunca he visto ninguno. Tampoco he visto nunca un cartel electoral del Candidato a la Presidencia de Diputación. Es más, hasta que no se constituyen los ayuntamientos, no se sabe quién va a ser el Candidato. Estas dos últimas circunstancias, al menos para mí, no son cuestiones menores y creo que para los partidos tampoco debería de serlo. De hecho vemos como los partidos, sobre todo cuando se necesitan para sus pactos, en todo momento tienen en la boca: programa.. programa...
Les pongo un último ejemplo de esa incoherencia de la que les hablo, aunque hay más: he visto con más frecuencia de la que quisiera, inversiones de la Diputación en municipios grandes de nuestra Provincia, qué si se las dijera (no lo digo para no molestar a esos municipios) se sorprenderían y estoy seguro que, como a mí me ocurre, también se enfadarían al comprobar el destino de esa inversión y en qué se gasta el dinero de los contribuyentes una Administración a la que se le supone y a la que la Ley le dice que “preferentemente” deben atender las necesidades básicas y sociales en los municipios pequeños (menos de 20.000 habitantes).
Como les decía al principio, las diputaciones las veo necesarias pero, como dice la Ley, para aquellos municipios pequeños en los que “la economía de escala” es fundamental para poder prestar los servicios básicos y para aquellas inversiones que sin la Diputación serían inasumibles económicamente por los exiguos presupuestos de esos ayuntamientos. Por ello creo que las diputaciones deben de estar gestionadas, al menos en una mayoría, por “la gente” de los pueblos en los que tienen realizar sus tareas.
Lo que requeriría una elección directa, donde se puedan ver “las caras” de los aspirantes a diputados antes de votar y los programas que los distintos partidos políticos tengan para la Provincia. Lo que sería muy fácil de hacer solamente colocando una urna más en las mesas electorales de las elecciones municipales. Así que no se incrementarían los gastos electorales y la Diputación dejaría de ser el “segundo plato” y “el empleador” de lo que “sobra” en los ayuntamientos, respetando aquellas honrosas excepciones que siempre pueda haber.
Joaquín Navarro Imberlón. Ex Alcalde de Adra por el PSOE
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