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La asistencia a la sala de la psico-terapeuta Monasterio Abadía, la componían cuatro mujeres y tres hombres. Erecto Pollardéz, mostro su desagrado y malestar al cortar su charla por la entrada de un varón que una vez tomado asiento, se presento.
-Me llamo Ignorancio Palurdéz y soy adicto a participar en manifestaciones sociales.
-Demos la bienvenida a este santo varón – exigió la terapeuta - Después, seguimos con Erecto.
-Hooooolaaa…. Ignorancio…,¡ Bienvenidooooo! – saludaron los presentes todos a coro.
-…siga, Erecto – conmino la facultativa una vez silenciado el eco de la bienvenida.
-Como decía: Mi caso es que reconozco que envejezco pero mi sorpresa es que los demás también y al cabo de los años no sé quién son pero ellos si se acuerdan de mí. Ese detalle, me imprime una ira y furor que es el motivo por lo cual estoy aquí. Me cuesta memorizar sus físicos a través de los años pero los cabrones se acuerdan del mío por mucho que yo envejezca o trate de disimularlo: No se si necesito ayuda o un par de hostias bien dadas que…
-Si – asevero la facultativa – en mi docto estudio y apoteósica tesis recordada, se trata de las arrugas que afloran en nuestro rostro a través de los años y que tiene encabronada a la población sobre todo al ministerio de Hacienda porque tiene que pagar por ellos. En tu particular psiquis, siempre tienes el recuerdo de cómo eran antes y ahora te enfrentas a que resulta que la imagen que tenias de los mismos, no concuerda, sobre todo, cuando ya han admitido que son pensionistas cuando antes, trabajando, se pasaron los años expectante de que en el futuro pueda cobrar esas pensiones. Es normal tu caso que pasaremos a discutirlo después incluido los bofetones que tan bien mereces. Bien: Pasamos a nuestra amiga, Clítoris Inquieto que nos va a enriquecer con su vivencia bastante inquietante.
-Pues si: Mi vida, a mis cuarenta años recién cumplidos…
-¡En su admisión consta cincuenta y seis años! – le rectifica la psico-terapeuta.
-Mi vida, a los cincuenta y seis años ya cumplidos y - gracias por recordármelo que me indica que decido no volver más aquí por su indiscreción - admito y reconozco que soy adicta a masturbarme con el olor desprendido de una mofeta. El Gore activa mi libido y me da lo mismo restregarme con la tumba de Queipo del Llano que acariciar las barbas de Espinosa de los Monteros. He intentado reciclarme y aplacar esta inquietud fogosa con momias como Bertín Osborne, Carlos Herrera, Eduardo Inda…, pero veo que no es suficiente y…
-Gracias doña Inquieto: Doña Complacencia Sumisa, ¿sigue usted con su crisis?
-Sí, doctora, no me quito de la cabeza que Jonás engullidlo por una ballena tuvo la delicadeza de depositarlo en una playa de Benidorm: me quita el sueño al igual que Rodrigo Rato gozando de un permiso de seis días de la cárcel olvidando el destino del dinero robado.
-Bien…bien – sereno la Psico-Terapeuta – Comentaremos tu estado febril mas tarde. Ahora, siento bastante curiosidad por lo que nuestro nuevo miembro tiene que revelar o manifestar.
-Pues lo mío – inicio sus desventuras Ignorancio – es que estoy en contra de las injusticia y declaro mi desconcierto por lo acaecido. Procedo de Carboneras-Almería. Un bello pueblo enclavado en el levante almeriense y cuya mentalidad cambia según el tiempo que hace que oscila la temperatura y que me recuerda al primer Borbón: Resulta que he asistido a una reunión muy preocupados del cierre de una empresa eléctrica y echaba de menos un gato que completara asistencia y ni siquiera el de la guitarra apareció. Un futuro estable e ilusionante del pueblo que atañe a comercios, estabilidad laboral y nivel de vida asegurada y hasta prometedor y resulta que se hizo un círculo de mesas por la escasa afluencia. Meses anteriores, en la Plaza de la Glorieta de la localidad, el pueblo en masa asistía y se manifestaba porque le quitaban la tétrica petanca de su ubicación. Desde entonces, no sé si voy o vuelvo. Un laberinto de dudas me embarga que si realmente merece la pena condicionarme a defender puestos de trabajo que sigan en los mismos o los que debido a sus ausencias son despedidos con cuentagotas sin que la gente del pueblo se entere y desaparezcan sin despedirse.
Juan Marcelo
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