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Al igual que el vecino gitano, Heredia Hereditario, tratándome de convencerme que ha entrado en el libro Guinnes de los record al comprobarse que no tiene primos, los inútiles de gobiernos de los llamados “legendarios” tratan de convencernos que nosotros somos los inútiles y ellos están en posesión de la verdad, pero viendo sus constantes desvaríos proféticos, parecen como vendedores de ilusiones en un mercadillo callejero. Tratan de meternos en costuras y persuadirnos que todas las carencias que sufrimos y padecemos vienen de otros…, que no son ellos y por lo tanto, cuesta mucho paliarlas.
Mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz, ya nos advirtió en su día que “No hay nada peor que un inútil muy motivado, algo que puede ser un problema y a la larga es un problema” Se refería a puestos de responsabilidades para asentar la libertad de los ciudadanos que afecta a sus habitantes como poner una persona al frente sin conocimientos, aptitud o habilidades cuando ese puesto es el de mayor exigencia habiendo doctos en ese puesto que lo harían mejor pero que no están afiliados al Partido. Son preferidos los que son afines y leales, aunque no tengan sapiencias técnicas con el cargo a sabiendas de la nulidad e inexperiencia de esa persona.
Hay que tener sumo cuidado con el inútil si es un cargo público, ya que pueden ser resbaladizos y son propensos a cambiar todo…, menos a sí mismo. Nos hacen creer que los inútiles somos nosotros por no tener visión estratégica, ni proyecto, ni empatizar con los ciudadanos. Nos niega el talento porque no impulsamos lo esencial mientras ellos, carentes de aptitud y competencia, siguen de tropiezo en tropiezo cobrando un sueldo público y futura entrada en Eléctricas, Empresas del Ibex-35, grandes plataformas de la alimentación, etc.
Sin embargo, si podemos encontrar en la inutilidad de alguien algo útil: Se trata de darnos pistas y rastros de que, siendo un inútil, no tiene porqué camuflarse ni mucho menos disimularlo - es lo que en los partidos históricos se llama el “enchufe simpatizante” - que colocan a personas afines sin importar las muchas carencias del personaje en si, por lo tanto, ya tenemos un inútil/útil y encima conocido ya que su fidelidad es su patente de corso no así su servicio en el cargo.
Ha otra clase de inútil/útil: Aquellos que se aprovechan de su cargo para el enriquecimiento personal y le viene muy bien emitir cierto aire de tonto y supuesta honradez cuidándose muy mucho de expeler ante los demás lo listos que son ya que tienen estudiado lo que son cohecho, fraude, falsificación documental, chantajes, corrupción… son los tontos/útiles que piensan que los demás están alejados de la misma cosecha.
La utilidad de estos recalcitrantes vividores del erario público y de escaño caliente, ya son conocidos en la farándula de entradas al Juzgado. Algunos ya hacen su entrada como si fuera su segunda vivienda y conocen los ratones que saltan de folio en folio incriminatorios en dichos juzgados. Son los listos que ahora son tontos porque se le olvidan fácilmente por qué están ahí juzgado. Los que fueron y son útiles en su época enjaulados a los entresijos de sus amos y ahora son considerados por esos amos como una inutilidad, aunque comprometida y hasta peligrosa.
Hay inútiles que creen que sirven para algo y con el tiempo llegan a pensar que no han servido para nada lo cual es una aptitud loable. Otros, han dosificado esa inutilidad y la ha transformado usurpando la utilidad de los demás; los otros, han establecido una cómoda justificación siempre impermeable para asentarse en su particular trono defendiendo su sillón y por último, están los inútiles genéricos que abogan que los dejen tal como están, caso de estirpes reales: Siempre encontraremos inútiles/útiles según rebuscamos en el baúl.
Juan Marcelo
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