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Reposado, sentado, asentado o aposentado – que cada uno/a lo interprete como le salga de los… - en un rincón de mi patio. (Mis disculpas: cabreado y frustrado vengo por qué no he conseguido que en cirugía me operen para que me crezca más las pestañas) Las florecillas de las macetas – ya se me olvidaba que estaba en el patio por el cabreo - creciendo a su rumbo observando como una sociedad de las llamadas cuerdas y consecuentes se desgajan y despedaza entre ellas.
Abro mi Lenovo en la sección Word que aparece inquieto y preocupado por saber qué coño se me ocurre esta vez que no altere el contenido para lo que fue creado. Mi regadera, en una esquina observarme de reojo con cierta inquietud y desconfianza, continúa enfrascada en el libro de reciente adquisición “Lo obtuso de una Ayuso con abrigo verde” Alzo la voz para preguntarle de que va el libro y me dice que es difícil de entender…, “archívalo y no permitas que anegue más tu mente febril y deteriorada desde que le preguntaste a tu cardiólogo cuanto son los infartos legalmente permitidos sin que te cobren el IVA”
Recuerdo a mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz, cuando nos dijo que una vez desparecido, nos olvidemos de él. “Que la enseñanza recibida no es nada con lo que os vais a encontrar en el futuro y que, con vuestro permiso, os voy a anticipar” “Es una breve reseña”
“La tecnología está avanzando tan rápidamente que lograr la asimilación de la misma os va a parecer un universo distante y difícil de concebir. Os costará mucho ponerse al día ya que vuestras ideas y derroteros imaginativos, ya han sido ecualizado por otros de forma que se van a adentran en vuestra mente y os vais a sentír completamente vigilados, por lo tanto, ahí está la base donde os va a encaminar, condicionar, seducir, limitar, y seguidamente os va a manipular”
Vaticinio o presagio de mi profesor, pero es que da miedo hoy en día que te estén controlando. Mediatizando tu vivencia a través de monitores o celadores que hacen y confeccionan un albarán de tu vida sin tú saberlo. Vigilan hasta nuestros movimientos de la Cartilla de Ahorros: aquella que vas a actualizar y la cara de tonto no consigues deponerla en muchos años. Que es aterrador que registren tus sabores o gusto en la comida o saber la frecuencia con la que abres la nevera todos los días. Se meten en tu disco duro y sacan tu vivencia en una discoteca. El progreso; el avance de nuestra sociedad de algo que ha crecido sin molestar y sin necesidad de tecnología ultra expectante donde es plantar un árbol y verlo con satisfacción crecer, ha pasado a un modernismo que nos satura y atiborra en una tétrica pantalla de carbono. Lo peor es que son órganos productivos donde adocena a la población y aunque sea muy innovador en mentes, los pocos accesibles a esos aparatos no nos descubre nada nuevo acostumbrado como estamos a los profanos a ponernos la vida cada vez más difícil en su comprensión.
Nuevas tecnologías que surgen para perpetuar la comedia humana. Programas basura en la Tele; el ordenador, los videos juegos, los móviles de avances diarios..., sólo veo el progreso tanto tecnológica moral y social, como meta a la creación humana y esa creación en su desfase, hace que una parte del mundo no tenga agua para su supervivencia mientras la otra parte crean aparatos para aconsejarte que color en la vestimenta te favorece más. La falta de recursos en un sitio y la opulencia en el otro. El progreso ideal no puede conseguirse por valores que amordazan la sociedad sino para facilitar nuestra vivencia y cuyos beneficios no engendren grupos sino el completo de esa sociedad ya que parece ser que todo está basado en el deseo universal de vivir por encima de nuestras posibilidades. El progreso tecnológico ya nos ha dejado en mantilla a los que hemos sobrepasado los sesenta años: El progreso no prescribe así tenemos que solo prescribe la corrupción del PP.
Por otra parte, pienso que, si un “iluminado” creó el mundo en seis días y se quedó la semana en cinco, no contaba que sus “semejantes” diera al traste con su obra debido al citado progreso; quizás no calculo el avance de la sociedad. Naturalmente, tengo sumo cuidado en no subir dicho progreso porque me lo puedo – visto lo visto – encontrarlo en la bajada.
Juan Marcelo
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