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...seguí a Boris hacía unos muelles y me voceó desde su coche que aculara en el muelle 11. Ya cuadrado, abrí las portezuelas y quité las barras; bajaron el muelle y seguidamente aparecieron los de la metralleta. Me descargaron y les dije que metieran mis palets de intercambio dentro del frigo ya que uno de los portapalets, lo tenía ocupado por la chimenea y no consideraba oportuno llevarla en mi litera dado que mentes calenturosas lo puedan interpretar con lasciva intención.
Vi aparecer a Boris con mi CMR ya firmado y me recomendó que la Polizei son muy estrictos en los decibelios que esparce los camiones y que llamara al servicio internacional. Que él me acompañaría a una zona donde no estorbara y conectara con ese servicio. Llegue a esa zona aislada. Esperé hasta las nueve de la mañana para llamarles y así ahorrarle a mi Empresa el servicio nocturno.
Cuando llamé al S.I. me contesto una persona hablando en alemán. Una retahíla de palabras y frases que haría las delicias de la Merkel en sus recetas de cocina. Cansado, exclame; ¡Soy español…! dónde el mismo personaje me contestó: ¡Avísame antes, coño! ¡Yo también lo soy e iba a abandonar mi guardia, coño! ¡¡¡Haber empezado por eso…!!! ¿Qué es lo que te pasa? Le conté detalladamente lo acaecido durante la noche y me prometió que enviaría dos mecánicos de Volvo. Que en veinte minutos salen de Dormund. A las dos horas, se personaron dos mecánicos alemanes.
Venían provistos de todo. Acoplaron la chimenea y mientras uno la sujetaba, el otro circundó la misma con una goma anti-calorífica y seguidamente, una abrazadera. Colocaron el tirante en la espalda de la cabina y la cosa quedó perfecta, no sin antes, debido a interpretaciones de esos mecánicos que medio entendí, deduje que es una simple chapuza para salir del paso. Que hay que soldarla lo antes posible.
La cosa, funcionaba. Llame a mi jefe y después de resumirle lo bien que lo había pasado en la fiesta del Barrio de Mercado y que la próxima vez me permitiera bailar con la chimenea y que se hacía necesario y hasta urgente volver a la base lo antes posible debido a su fragilidad. Me contesta con serena parsimonia que tengo preparada una carga en Vevey (Suiza) en la fábrica de Nestlé de resina de cacao para Turku/Äbo, (Finlandia) Que la chimenea aguanta ya que lleva tres soldaduras. Cuelga y le pasa el teléfono al jefe de Tráfico - ignorante, supongo, de mi “batalla” cuyo botín era la tarjeta echando más humo que la chimenea y no dormir durante 36 horas.
El jefe de Trafico, me da ánimo y empieza a contarme situaciones adversas que él ha sufrido que, comparándola con la mía, no deja de ser un simple chiste de gangosos de Arévalo.
Lo fácil y saludable que es el mandar desde un despacho donde las dificultades y penalidades del que huele a cabina son meras anécdotas: Esa imagen que ofrecemos que nos asocia a que nunca nos pasa nada. Hice ese viaje y muchos más y la chimenea aguantó resaltando la pertinaz frase de mi jefe en estos casos…, “mientras la cosa aguante...”
J.M.
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