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Decía mi admirable escritor, Marcos Cartagena en su libro, “El sistema de Hanasaki” que “Si después de cometer un error dialéctico no haces nada para sacarle partido o provecho, permanecerá como un fracaso. Sin embargo, si estudias ese fracaso y aplicas un cambio con el objetivo de no volver a cometerlo una segunda vez, entonces habrá sido una válida lección para tí siempre en que hayas obtenido un beneficio que no esperabas o perseveres en el mismo viendo el resultado positivo y hasta beneficioso”
La mentira hecha verdad: Una mentira que digerimos porque nuestro gen de ser nos obliga para sacar conclusiones y nos adocena a dudar y una verdad en que nos cuesta mucho asimilar y nos asombra en su comprensión de que realmente sea una certeza. La mentira es más fácil de absorber.
Debe de haber un castigo o multas para quien hable o edite otra cosa que no sea la mentira del día. La sociedad contará con espías en la urbe y otros lugares para que den sugerencias e ideas para inventar mentiras, también se deberá crear una correspondencia general con todas las ciudades para que sus mentiras circulen por ahí y no haya un rincón excepto de esas noticias. Si se advierte que algunos de los miembros de la sociedad se sonrojan, duda, pierde la compostura o falta a algún deber al estar de acuerdo con esa mentira, deberá ser excluido, declararlo incapaz. y ser asesor de Ortega Smith en su tiro al plato. Junto a esas mentiras que se despachan pública y abiertamente, otras deben difundirse en sordinas y con discreción; a tal fin se establecerá un “Comité de Susurros” Consejos Privado, o Voz en Of, formado por los miembros más hábiles de la sociedad premiados en que se crean hasta sus propias mentiras con la consiguiente recompensa de un apartamento de emociones sin límites en la frontera entre Ukrania y Rusia.
Se puede confeccionar un calendario; un almanaque para todo el año, donde indica las que mejor convienen a cada estación del año: Las mentiras difíciles de creer o esas mentiras tozudas que acabamos por apostar haciéndolas relevantes y dignas de crédito. (Son reflexiones que me tienen arduamente “reflexionando”) y es el saber si una mentira se contrarresta mejor con una verdad o con otra mentira ya que hubo un tiempo donde el mejor método por oponerse a la mentira consistía en fabricar otra semi-sesgada con la anterior, pero con la misma consistencia.
Incido en mi momento trágico visiblemente cabreado después de repostar en una gasolinera donde todo es verdad, donde la mentira puede guerrear aun perdiendo batallas. Da y devuelve cargos sospechosos recién salidos de la ciénaga electoral; trata de convertir al ateo en santo y al libertino en patriota anulando el crédito de la nación. Esa mentira de pulseritas en la muñeca. Esos jueces que juzgan accionados por la “lucecita del Pardo” adquiridas. Todos juntos en el grial del caos, desorden y anarquía para confundir al País y llevarlo al desconcierto y desarreglo.
Hay veces, que las mentiras dejan de ser útiles tras usarse con tanta frecuencia que delata a sus creadores donde ya nada les importa para colocarlos en un pesebre de sus ideas una vez decididos a abandonar sus cavernas.
Tenemos un País donde la falsedad en periódicos fascista vuela mientras la verdad se arrastra tras ella: Afortunadamente es que cuando la gente se desengaña, lo hacen con un cuarto de hora después de leer falsedades y mentiras distorsionando la verdad.
La ingenuidad de esos editores no reside más que una inagotable fuente de mentiras que con abundancia difunde en cada una de sus tiradas…, cada una de sus líneas y con idéntica generosidad, olvida, pero al día siguiente sus genes ideológicos los hace constar para no desfallecer.
Considerando la natural propensión de un gremio significativo a mentir y los demás a creer, a veces a secundar y colocarlo en un atril o púlpitos en que se arrodillan como si pidieran perdón por existir, la mentira requiere y exige su tiempo para ser convalidada. Muchas veces, los dioses de mentira; los Pseudologos, se ocultan avergonzados preguntándose cómo me han elegido a mí…, precisamente, estos...y Mendacium enmascara su rostro bajo una venda.
La verdad es que confieso no saber cómo el vandalismo de la desinformación se pueda averiguar por su verdad y lo racional y comprensible siempre se imponga, todo ello sin notar o percibir, que la verdad, acaba prevaleciendo y significando quien es quien el que intenta confundirnos. Como decía Jonathan Swift – cuyos párrafos extraigo en este escrito – “La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”
Juan Marcelo
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