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El verano ya está aquí y, con él, llegan muchos cambios en nuestros hábitos de vida. Los días son más largos y con ello recibimos más luz solar en nuestro cuerpo, lo que nos da un plus de energía. Tenemos más ganas de salir, de pasear, de charlar con amigos, y también, porque no decirlo, aumentan nuestras ganas de sexo.
En la sociedad actual tenemos algunos parámetros en los que apoyarnos a la hora de juzgar si verdaderamente aumenta nuestro apetito sexual en verano. Por ejemplo el hecho de que la venta de “juguetes” sexuales aumente cada año en estas fechas es un indicador de que así es, porque en tiendas online como www.easytoys.es, con una amplia gama de más de 14.000 productos, podremos encontrar los artículos necesarios para hacer más completa y divertida nuestra vida sexual ya sea en solitario o en compañía. A pesar de esta evidencia, aún hay quién se plantea si el aumento de las ganas de tener sexo es solo una sensación subjetiva, un tópico o realmente hay una explicación biológica
¿Qué nos dice la ciencia?
Al recibir mayor cantidad de luz solar, aumenta la producción de Vitamina D, que además de los múltiples beneficios que nos aporta, está asociada a la producción de Testosterona que es la principal hormona sexual en los hombres y que también se encuentra en las mujeres. Por lo tanto es fácil deducir que el aumento de la Testosterona en nuestro organismo, es responsable, en buena parte, del consecuente aumento de la Libido.
Pero la llegada del verano y su influencia en el aumento del deseo sexual no se queda solo en esto ya que la mayor exposición a los rayos UV logra que nuestro cuerpo segregue mayores cantidades de sustancias que nos provocan una sensación de bienestar y buen humor como son las endorfinas, la serotonina o la oxitocina. Cabe recordar que a la serotonina se la conoce como la “Hormona de la felicidad”.
¿Cómo nos hace sentir?
Además al estar más felices nos sentimos más relajados y esto nos afecta directamente, logrando que descienda el nivel estrés, que no sin razón, está considerado como el principal inhibidor de la líbido. Por lo tanto, el efecto dominó que provoca la llegada del verano va tumbando pieza a pieza hasta lograr que nuestra vida sexual mejore notablemente.
Pero no es solo el Sol lo que nos afecta, por ejemplo otra de las situaciones que también pueden ayudar a que tengamos más ganas de sexo es disponer de más tiempo, y esto suele pasar en verano, porque el sexo con prisas, aunque pueda ser muy placentero, no se puede comparar con unos juegos preliminares que den paso a que la excitación nos recorra por dentro a su debido tiempo hasta alcanzar el clímax. Sin duda, las vacaciones de verano pueden ser un buen momento para desarrollar toda nuestra imaginación dejando atrás la fastidiosa rutina.
Como hemos podido apreciar, el verano y el aumento del deseo sexual van de la mano, ya sea por cuestiones biológicas como por razones sociales, así que vamos a aprovechar el estío, que tampoco es demasiado largo, y mejoremos nuestra salud con mucho sexo para atraer a nosotros la ansiada felicidad.
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