El Teatro Apolo de la calle Obispo Orberá volvió a ser anoche punto de salida para una nueva propuesta de talento con denominación de origen almeriense con el estreno oficial, el primer concierto como solista y protagonista absoluta, de Vera GRV. La joven artista, que consiguió agotar entradas desde hacía semanas, convención, emocionó, divirtió e hizo bailar al público en un espectáculo cuidado desde el sonido, la naturalista escenografía y una colección de invitados que pusieron todo de su parte que la noche tuviese tronío con altura.
La cita era una de las últimas propuestas de la programación de primavera puesta en marcha y coordinada por el Área de Cultura, Tradiciones y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Almería y contó con la producción de Crash Music.
Hace tiempo que las fronteras estilísticas se han difuminado y no es extraño que jóvenes que han crecido escuchando sin reparos ni prejuicios varios estilos musicales después quede reflejado a la hora de escribir sus propias canciones. Y la introducción de Lola Flores ya daba muchas pistas. A solas con la guitarra de Aitor Gómez y los coros de Paula, Vera GRV empezó solemne, al estilo clásico, sensibilidad a flor de piel con la grácil “Ron” y con los aires de bolero de “Sola”, mientras que “Flores” fue presentada como ejemplo de superación al ser una de sus primeras canciones, compuesta hace tres años.
Tras una sorprendente versión de “Devuélveme la vida”, lenta al inicio, con base de reggaetón después, llegaría la celebrada “Un cuento sin sirenas”, que también incluye estrofas en francés. Tras la rapeada “Reflejos” llegaría el momento de la primera colaboración con la granadina Kristina, que se sumó en “A morir”, dejando paso a Antony Z que hizo lo propio en “Enséñame el amor” y “Paloma blanca”, estrenadas en exclusiva de un epé que verá la luz a final de año. La primera con toques de bachata, la segunda con dejes rumberos y menciones a la Alhambra.
Como interludio, la pequeña María Molinero, de tan solo nueve años, deleitó con una sentida interpretación de “La hija de Juan Simón”. El tema, de dura letra, fue el preludio perfecto para el inicio de un segundo bloque en el que Vera GRV estuvo acompañada por metales y percusión de la Agrupación Nuestra Señora del Mar y por el cante de Edu García en una magnífica “K no me sueltes”, con aires de marcha procesional y dedicada a la memoria de su abuelo. Antes de abandonar la escena Edu regaló un cante de la tierra, un taranto, al público del Apolo.
Tres exponentes de la escuela y cantera de la Peña El Morato, grupo que coordina el guitarrista Antonio de Quero, como la propia María Molinero, Salvador Amador y Celia Ortega, se sumaron a la interpretación que Vera GRV y Jatabo hicieron de la emocionante “Dolores”. Con guiño sutil al “Hijo de la luna” de Mecano llegaría “Soledad”, antes de la última colaboración de la velada con Juancho Marques en “Los hijos del odio”.
Para despedida y fiesta final quedarían la celebrada “Pobre niña” y una versión bailable y desenfadada de “La tarara”, que ejerció de fin de fiesta con todos los colaboradores, técnicos y staff de Vera GRV danzando desde el escenario, cerrando así una prometedora puesta de largo para un camino que se antoja brillante.
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