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Decían que no valía nada, que había que tirarlo, como tantas veces se ha hecho con el patrimonio almeriense. Así, a comienzos de septiembre de 2014 las máquinas empezaron a derribar la parte anexa de aquella casa que construyó hace un siglo el histórico arquitecto Enrique López Rull.
Pero Amigos de la Alcazaba paralizó el derribo, tras ser atendido su escrito y conversación con el entonces concejal Pablo Venzal, que hay que reconocer que atendió rápidamente a nuestros argumentos: se iba a derribar un “edificio característico de la arquitectura doméstica burguesa almeriense que se construían en la periferia de la ciudad, especialmente en las zonas de la Loma de Acosta (“Casa del Cine”), Rambla de Belén (Cortijo Fischer y Cortijo Góngora) y la playa (como este Chalet de la Marina), entre finales del siglo XIX y principios del XX”. Además, al no aprobarse el PGOU de 2012 quedó desprotegido, pero eso, argumentaba Amigos de la Alcazaba, no le quitaba ninguno de sus valores históricos.
Desde ese mismo momento solicitamos que el edificio no quedara como una ruina en un paraje especialmente bello e importante de Almería y que comenzara su restauración y puesta en valor. En 2018 presentamos un escrito al Ayuntamiento, con un estudio económico de la rehabilitación del edificio, estudio de gestión y propuesta de usos para oficina municipal de turismo, cafetería, centro de reuniones y centro exposiciones temporales, comenzando con la historia de las fortificaciones de Almería, a tenor de los búnkeres que forman parte de su entorno y que los momentos históricos de nuestra ciudad están relacionados con la defensa, comenzando con la Alcazaba y la Catedral. Amigos de la Alcazaba ofrecía su colaboración altruista para desarrollar el proyecto. Ayuntamiento ni se molestó en contestarnos, lo cual no creemos que a nadie se extrañe habida cuenta del nulo compromiso con la participación ciudadana.
Pero nuestras peticiones eran asumidas y hemos continuado con este tema en multitud de ocasiones, a veces ocupando las portadas de la prensa. Por fin, diez años después de 10 años (y okupas incluidos) vemos que hay un proyecto de rehabilitación y usos “a la almeriense” para el Chalet de la Marina: “el Ayuntamiento de Almería ha adjudicado la concesión del Chalet de la Marina a una empresa privada durante 30 años para un bar-restaurante y centro de actividades náuticas”.
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