|
|
| PUBLICIDAD
|
Las vacías carteras de los almerienses van a sufrir otro golpe el próximo mes de agosto: Sube la luz, una vez más. Y aunque muchos saben que pagarán más en sus próximos recibos, lo que quizás no todos sepan es que ese incremento, nada más y nada menos que del 3%, se debe a una reforma energética del PP que parece fruto de un cortocircuito mental en el Gobierno de Rajoy.
A golpe de mayoría absoluta, como viene siendo habitual, el PP ha aprobado una reforma contra todos que va a tener repercusiones especialmente graves en la provincia de Almería. La norma no tiene otra finalidad, bien sencilla de comprender, que la de recaudar dinero con una serie de subidas en el precio de la luz que viene a financiar el déficit de tarifa instaurado por Aznar -que no es más que una deuda acumulada provocada por un conjunto de costes que poco tienen que ver con el consumo real de la energía y que no produce el coste real de su generación-.
Pero, a pesar de recaudar y recaudar, el PP no acaba con el problema sino que lo perpetúa ya que no dan por zanjado ese asunto con el pago, al tiempo que tampoco resuelve ni la dependencia exterior que tenemos ni cumplen con el medio ambiente. Lejos de dar soluciones, el PP vuelve a dejar de lado a los ciudadanos del país que pagan, atención, la luz más cara de toda Europa -después de los irlandeses y los chipriotas- en un momento en el que ahorrar y disponer de dinero para el consumo es vital para la recuperación de nuestra economía.
Además, al igual que los consumidores, la industria –piensen en la del mármol en Almería y en el sector del turismo- también pagan más que el resto de países europeos, lo que nos resta competitividad e impide su desarrollo y, por lo tanto, la creación de puestos de trabajo. Y para rematar el asunto, con su norma, el PP hace prácticamente inviable a las energías renovables, tan importantes para nuestra provincia –referente en el apartado solar y eólico a nivel europeo- y para muchos de nuestros pueblos que veían en ellas un futuro esperanzador.
Definir el modelo energético de un país y de sus provincias implica diseñar un futuro económico que, en este caso, queda tocado y hundido. Con este panorama, ¿no creen que los ideólogos de esta norma deben apagar el interruptor de sus despachos y dejar que otros pongan luz en el asunto?
|
