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La Plataforma Salvemos La Vega, de Granada, se constituyó hace ya tiempo y pretende educar a los granadinos en el campo que rodea la ciudad y que llega hasta la localidad de Loja, es la vega del río Genil, y que abarca unos treinta cinco pueblos, y otras tantas localidades menores, con una población que supera el medio millón de habitantes. El área metropolitana de Granada está desde hace tiempo siendo fustigada por los planes parciales de los ayuntamientos, la especulación urbanística y el deterioro que producen los polígonos industriales, el maquinismo y la agresión en superficie por acumulación de residuos y materiales agrícolas de desecho. Esto es más o menos lo que pasa en nuestra vega, la del río Andarax, formada por los siete pueblos del área metropolitana y las barriadas anejas de La Cañada y El Alquián, fronteriza con el desierto del Parque Natural de Cabo de Gata.
En Granada la Plataforma ha tenido problemas con los agricultores porque han pensado éstos que si la Vega se constituye Bien de Interés Cultural perdería productividad y se limitarían las instalaciones propias del desarrollo agrícola. Se trata de llegar a un acuerdo, pero digo esto porque la tierra de la vega nuestra tiene un gran valor económico debido a los cultivos de invernaderos. Y no se pretendería por nada hacer de nuestra vega un campo de hace un siglo. Pero tampoco habría que pensar que los cultivos de invernaderos están reñidos con la limpieza y la armonización paisajística y ambiental. Dicho esto, es muy conveniente salvar el campo de Almería capital que no es otro que el del río Andarax y su vega baja, de Alhama a Costacabana. Porque hay que ver cuánta mierda y cuánta cochambre hay en esos flancos de la autovía del aeropuerto, en el entorno del Mamí y en el Polígono de la Juaida, así como en el campo que se expande hacia el sur de la Goleta, sin olvidar la jodida fábrica de cemento Holcin (quién sería el lumbreras que la puso ahí).
Habrá tiempo para llegar al plano educativo y a la ambientación campestre del territorio (la vuelta de las vacas y los limoneros), propio del ecologismo utópico. De lo que se trata por ahora para salvar La Vega es de quitarle la mierda, de eliminar los vertederos, sanear los caminos y dotar de infraestructuras de intervención en las mercancías que no produzcan impacto para que lo que queda de campo de antes sea un testimonio digno de apre
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