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Pues si. Gravitamos todos sobre una superficie que pasiva y pacientemente soporta todo lo que le echen. Esta tierra bajo un cielo a veces estrellado donde siempre se estrellan los mismos; los parias sin destino fijo. Esta tierra que hace las veces de madre y madraza. Que da cobijo a tantos fuleros remendones de nueva hornada así como a honrados padres de familia que siempre han procurado navegar en la legalidad.
No hay un Centro de Gravedad definida donde la termografía sea más abundante en un sitio y más restrictiva en otro. Para todos es igual ese campo magnético que a algunos aflora para optar a hacer el bien y otros el mal.
Es curioso que los buenos y los malos siempre tengan estampas diferentes. Es más fácil coleccionar cromos de los malos que en el día a día implica novedad que de los anónimos que nunca han sido noticias. Los malos, rellenan antes el álbum.
Hay veces que el fluido gravitório despide cierto olor a incienso que hace dividir también la conciencia. Conciencia que los malos aprovechan para santificarla cuando el olor llega a sus fosas nasales buscando el amparo de una sutil penitencia; no en vano, la mayoría son de golpes en el pecho en ese ámbito. Mientras, el bueno, no sabe donde exponer su zurrón de buenos propósitos siempre acompañado de la aroma que desprende su sospechosa y tradicional intención, ya que soslaya con cierta convicción cuentos y cantos extraños.
Algunos se preguntaran a que viene esa dualidad de un cuento tan manido y repetitivo.
Viene a cuento por la cantidad de malos que diariamente surgen en este País de “gravedad permanente”. Emanan a una velocidad tan alarmante que ya no es noticia que un bribón encanecido haya desvalijado un Convento. Que asumimos con naturalidad que Suiza haya engrosado la lista de provincias española. Que personas de “digna respetabilidad” campen por sus respetos cuando han perdido ese respeto y esa dignidad.
Que ya no nos extraña y asumimos con naturalidad que los Juzgados estén colapsados. Es la vianda diaria: Esos personajes nunca se presentan recién bajados de un andamio. Tampoco oliendo a cal, ni mucho menos enfundados en una funda de trabajo. No cubren sus cabezas con un casco que denote trabajo pero si les cuadran los fines de meses.
Estos trepas contemporáneos, se presentan bajo una areola de decencia, decoro y cierta sonrisa. Sonrisa que nunca declararan por que y de quien se ríen. Esa sonrisa que esparce con aire de superioridad a los que les recrimina su acción. Denotan cierta prepotencia hacia los demás. Ellos son los elegidos. Los favorecidos. Los demás: la escoria que toda sociedad tiene que asumir y no esta capacitada para eliminar. Una vez descubiertos, pasan a enjuiciar el comportamiento de los demás que no han querido o sabido ser como ellos. Son reos de una sociedad que han dejado de lado el enriquecerse en un País donde la picaresca forma parte del Patrimonio Nacional.
Mientras, la Tierra sigue girando siempre acompañada de la fiel y legal gravedad indolente y pasiva quien la pise. Esos pasos que ha veces coinciden en la huella que deja un malo o un bueno. La gravedad no se altera. Quizás si la misma pudiera tener capacidad decisoria, es muy posible que al malo lo lance por los aires, para que el rastro dejado por el bueno, no emponzoñe esa huella. La gravedad no selecciona los pasos. No entiendo de privilegios ni de desechos sociales.
Por eso, viene a mi memoria una elegía de Víctor Manuel que encuadra perfectamente en esta reflexión: “Miserable y beodos. Prostitutas y Mendigos. Vagos, rateros, bandidos, pordioseros y peregrinos. Fantoches y papanatas. Negociantes basureros. Ricos, pobres embusteros, ratas y filibusteros”
Todos cantando a coro. Todos respirando el mismo aire. Todos sujetos a esa Gravedad Permanente. Unos para sus propios beneficios, los otros para intentar sobrevivir.
Cada día, los malos persiguen multiplicar sus beneficios caiga quien caiga.
Los buenos, se aferran a no pasar de la pobreza a la miseria sin provocar daños o consecuencias colaterales.
- Creo – reflexiona mi regadera haciendo un gesto visible como saliendo de un placido letargo – que la clave a estos problemas tiene solución. La Desigualdad social. Discrepancias en los ideales que se expone. Socavando el Estado del Bienestar que suele transformarse en el Bienestar del Estado. Sometiendo a las gentes en continuas protestas. Sirenas de alarma despertando a la población cuando divisan un nuevo Decreto Ley. Manifestaciones diarias de diversos coloridos. Ricos. Pobres: Todo esto se puede solucionar, suprimiendo los Pases de Modelos de estilizadas figuras humanas: Vitorio &Lucchino, Armani, Pertegaz, Pedro del Garfio etc, ya representan una nefasta tentación en si…
- ¿…?
- Perdona. Me he ido a otro sitio. Ha sido una expresión hecha a la ligera.- asume y se disculpa mi regadera - Tenia la mente ocupada pensando en que mi ídolo, el pertinaz Rodrigo Rato, ha fichado por el Banco de Santander y tu tienes todavía los 16 Euros que ingresaste en el año 2001 para así gozar de una opulenta jubilación. Pienso que con Rato en el Santander, dentro de poco, la estafa de Bankia, quedara como una inocente y divertida travesura financiera. Ya puedes poner a buen recaudo esos exiguos “ayares” aislado de cualquier magnetismo en previsión de que lo único que va a gravitar, va a ser tu trasero. En consonancia con el tema, los malos siempre gravitaran bajo el efluvio magnético de la frase de Adam Smith: “Nunca guardes el dinero en el País donde vives porque puede pasar algo. Y generalmente, siempre pasa algo” Los buenos, tienen que guardar sus escasos recursos en el País donde viven porque son tan nimios que hasta podrían desaparecer y encima pagar los costosos aranceles de su acción.
- Desde luego – corroboro – Son los del recuento finalizando el mes y no son nada sospechosos de aumentar riquezas a costa de los demás.
Juan Marcelo
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