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Si hay un monumento en nuestra provincia que sea símbolo del abandono que sufre nuestro patrimonio histórico, es el Cortijo del Fraile. Por suerte, recientemente se ha conocido que su propietario quiere cederlo a la Junta de Andalucía, sin ni siquiera exigirle que le retiren las sanciones. Una ganga, vamos. ¿Cuál ha sido la respuesta de la Junta? Pedir un pacto entre el propietario, la Junta, el Ayuntamiento de Níjar, la Diputación e incluso el mismísimo Ministerio de Educación, todo ello para una restauración que se estipula en 800.000 euros.
Quizás alguien no actostumbrado a las actitudes de estos dirigientes sevillanos nuestros podría no entender por qué meter a tantas administraciones, cuando el presupuesto necesario es mucho menor que el dinero empleado tan alegremente por la Junta en los presuntos EREs fraudulentos, por ejemplo.
Sin embargo, aquellos que estamos al tanto de lo poco que importamos a los políticos junteros sabemos que forma parte de una estrategia muy simple y a la vez muy usada por la Junta. Consiste en implicar a cuantas más administraciones mejor, a ser posible del PP, para que cuando alguna de ellas se baje del barco, la Junta se cierre en banda a cualquier actuación poniendo como excusa el pasotismo de los demás.
Si realmente les importara lo más mínimo el Cortijo del Fraile, lo habrían expropiado hace ya mucho tiempo para darle la restauración que tanto necesita, además de su puesta en valor. Pero no. Incluso una ejecución subsidiría podría salvarlo. Ahora que lo tendrían incluso regalado, siguen con su vieja costumbre de liar más las cosas y ralentizarlo todo, esperando a escuchar el bramido de cuando se derrumbe, que por cierto se calcula que será dentro de 2 años. Total, cuando ya no quede nada del Cortijo del Fraile, no habrá ningún Cortijo que restaurar.
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